"Si no digo lo que pienso la gente no lo va a saber". A partir de esta reflexión María Concepción Balboa Buika (1972) arma una entrevista en la que habla de su tribu (el público), de sus raíces -las genealógicas y las musicales-, de lo que está aún por venir. Concha Buika actúa los días 6 y 7 de junio (21:30 horas) en el Magma Arte & Congresos de Adeje. Afincada en la costa este de Estados Unidos, esta mallorquina tiene claro que reside en un espacio global en el que no existen las fronteras. "Yo sería muy feliz haciéndome un vestido con las telas de todas las banderas", revela justo antes de comenzar a analizar cuestiones vinculadas con la actual encrucijada cultural, la fusión y sus conquistas artísticas. "Cuando te has pasado 40 años transitando con medio vaso de agua por un desierto no tienes miedo a nada", destaca la cantante.

¿Cómo se ve el panorama cultural español desde Miami?

Eso es algo difícil de explicar... Si tuviéramos por delante una botellita de vino y un largo atardecer en una playita igual saldría algo, pero así no (ríe). Lo que sí digo es que no existe en el mundo otro país que tenga unos artistas con el rango de los españoles; no hay otro ejemplo en el que se concentre tanto talento como en España. Ni Estados Unidos, ni Rusia, ni Japón... De las formas poco ortodoxas que emplean los políticos para controlar toda esa creatividad no hablo.

¿Es un problema de gestión cultural?

Y de los nutrientes intelectuales de los artistas. No todos son capaces de asimilar que esto no acaba en el momento en el que apareces en un escenario, sino que hay que ir reuniendo todas las piezas para que la maquinaría esté bien engrasada. Cuando falta una la censura lo tiene un poco más fácil para derrotar a la cultura.

Jazz, copla, flamenco, electrónico o latino. ¿En qué registro se siente más cómoda?

Haciendo buena música y sintiendo que por mis venas circula la gasolina que necesita mi motor para llegar lo más lejos posible. Que una niña de un barrio humilde de Mallorca haya actuado en todos los continentes no deja de ser una conquista sorprendente, pero esa es mi misión: que el mensaje que doy a través de la música no decepcione. A mí me da igual quién me acompañe en este viaje, como si solo es el camarero del bar de la esquina, lo que quiero es cantar. Luego, si lo hago en chino, en sueco o en italiano me importa más bien poco.

Pero en su ADN musical siempre está la fusión, ¿no?

¿Qué dices chaval? La fusión es un cuento chino; las fronteras musicales solo son un invento de cuatro listos. Nadie debería sentirse dolido por lo que acabo de decir. Mira. Cuando era pequeña me repetían sin parar que yo no era guineana porque no conocía la lengua, porque no podía subirme a los árboles, porque no pensaba como ellos... Pero aquí, en España, me decían que no era española porque era negra. Yo sería muy feliz haciéndome un vestido con las telas de todos los países. ¿Me entiende? Esas dos visiones me enseñaron a sobrevivir sin tener claro cuál era mi patria.

¿Y ha encontrado ya su patria?

Sí. Mi única patria es la música; soy una nota libre que no necesita atarse a un trozo de tierra. La clave es sobrevivir, no los medios que usas para conseguirlo.

¿En qué punto está su carrera?

Ese "cuentakilómetros" artístico no existe... Lo único que siento es que todo lo que me ha pasado hasta ahora no ha sido más que un entrenamiento. Lo realmente bueno está por venir. Si paro me come el león, es decir, que aunque me lluevan las collejas, yo sigo.

¿Está satisfecha con los pasos que ha dado como artista?

Yo soy un soldado que cumple órdenes; no tomo decisiones. No soy una mujer buscadora de libertades ni todas esas cosas, ya que me siento muy a gusto estando a las órdenes de otras personas. Soy músico y estoy aquí para cumplir una misión, de la misma forma que lo está un doctor o un periodista. Todo esto es un instinto que me pide el cuerpo; algo inevitable.

¿Siempre dice lo que piensa?

Si no digo lo que pienso la gente no lo va a saber. Y eso que soy una mujer tímida. Lo que ocurre es que cuando te has pasado 40 años transitando con medio vaso de agua por un desierto no tienes miedo a nada.

¿Ese atrevimiento no la expone demasiado ante la opinión pública?

Que digan lo que digan de mí, yo lo que quiero es cantar desde la libertad del miedo.

¿Cuál es su punto de vista en relación a los que defienden las raíces del flamenco tradicional por encima de los renovadores?

Que cada uno haga el flamenco que quiera y como mejor sepa. La música es un arte libre que hay que interpretar sin miedo, pero dentro de la gran cantidad de colores que tiene hay unos que producen malas combinaciones. Lo único que debe tener un artista es buen gusto para crear esas gamas. Y eso es algo complicado que no tiene nada que ver con un género u otro.

En sus tres últimas respuestas ha aparecido el "miedo", ¿cómo es su relación con esta emoción?

Siempre es un aliado, al salir al escenario no existe esa sensación. Sí que hay otras como la decepción, la rabia o una locura más o menos intensa, pero miedo no... La gente que me observa, mi tribu, es la que decide y no es bueno que capte ese sentimiento. Ellos son los jefes y yo hago lo que me piden. Cumplo sus órdenes, las musicales, porque ese es mi cometido.

¿Podría explica el espectáculo que traerá en breve a Adeje?

¡Ostras, ni idea! Yo no acostumbro a preparar los espectáculos. Todo depende de lo cómoda que esté y cómo me vaya dirigiendo la tribu. Una artista nunca puede imponerse a la energía que exista en el lugar en el que actúa. Eso sería como ir a por el toro con miedo... Si tienes miedo, no te tiras a la plaza.

Vea aquí el vídeo de "No habrá nadie en el mundo" interpretado por Concha Buika.