La probabilidad de un derrame incontrolado de crudo en las prospecciones que pretende realizar Repsol en aguas cercanas a Canarias es muy reducida, según los cálculos que la propia compañía ha incluido en el estudio de impacto ambiental del proyecto, y, de producirse, afectaría sobre todo a la costa africana, a la que llegaría el 26,2% del petróleo, mientras que el litoral de las Islas sería alcanzado por solo un 5,85%.

El Ministerio de Medio Ambiente publicó ayer en el Boletín Oficial del Estado (BOE) la declaración de impacto ambiental favorable a las intenciones de la multinacional de buscar hidrocarburos en las proximidades del Archipiélago. El texto -compuesto por el informe de la empresa, la respuesta a algunas alegaciones presentadas y las precisiones de departamentos del propio Ministerio- incluye una estimación de las probabilidades de que se produzcan "sucesos accidentales" y de las afectaciones que supondrían.

Así, el "peor escenario" que contempla la compañía es un derrame ("blowout") incontrolado de 3.000 barriles de crudo diarios que, si no se ejecutasen "al menos" las medidas correctoras previstas, alcanzaría la costa de África y la de Canarias -en especial la de Fuerteventura- en un plazo mínimo de en torno a dos o tres días. La suma de las cantidades que llegarían a ambos puntos indican que alrededor del 32% del hidrocarburo derramado llegaría a tierra, mientras que el 68% restante se dispersaría, degradaría y evaporaría.

La simulación efectuada por Repsol concluye que, pasados 15 días desde el suceso, el crudo acumulado en la costa crecería hasta su máximo -sobre el 4% o el 5%-, mientras que, después de transcurridos 200 días, se reduciría hasta representar menos del 2%.

Si bien los cálculos de la multinacional apuntan a una probabilidad de que se dé ese peor escenario (0,0000282 unidades), los del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (Cedex) del Ministerio de Medio Ambiente lo elevan a 0,003; es decir, lo multiplican por cien. El riesgo de un derrame mar adentro dejaría de ser así bajo, como lo considera Repsol, para pasar a ser medio, aunque Medio Ambiente matiza que las medidas preventivas establecidas en el proyecto y las que incorpore el Plan Interior Marítimo (PIM) -actualmente en elaboración- minimizarían el impacto sobre la costa y el ecosistema.

Cedex coincide en que, en caso de que el crudo llegara a Canarias, la isla más afectada sería Fuerteventura, que acumula un 93,7% del riesgo, mientras que Gran Canaria presenta un 6% y Lanzarote un 0,3%. En cuanto al resto de los territorios insulares, el riesgo de contaminación es "muy bajo".

La declaración de impacto ambiental recoge también las características de los sondeos exploratorios que desarrollará la compañía y que serán al menos dos: los que se realizarán en las zonas denominadas "Sandía" y "Chirimoya", separadas entre sí 14 kilómetros. Cada una de ellas tendrá una duración estimada de 45 días, a los que hay que sumar otros dos para el traslado del barco de perforación. Todo el proceso llevará alrededor de 100 días, según las previsiones de la propia empresa.

En función de los resultados de estas exploraciones, Repsol podría ejecutar una tercera en el área denominada "Zanahoria-1", de mayor profundidad y que implicaría un periodo de perforación de 180 días. De esta manera, los trabajos de búsqueda de hidrocarburos podrán durar, en total, 100 días o 280.

Al final de la perforación de cada sondeo se redactará una evaluación del yacimiento y, si procede, se efectuará un muestreo guiado en el fondo para la medición de la presión y la obtención de muestras de fluidos de la formación, informa Efe.

Cada sondeo "terminará con el sellado y abandono -permanente o temporal, en función de los resultados- con tapones de cemento y mecánicos" para impedir la migración de fluidos desde la formación hasta la cabeza de pozo submarina y la comunicación entre formaciones permeables.

Durante todo el proceso se realizará un seguimiento de la fauna marina, de las potenciales incidencias de las emisiones luminosas sobre la avifauna, de los niveles de turbidez durante la descarga de lodos y ripios, y de las descargas de efluentes, entre otros. Al término de la perforación se contempla, entre otras acciones, una campaña marina de seguimiento ambiental durante el año siguiente a la finalización de los trabajos.