"Me llama la atención la poca credibilidad que tienen algunos en este país llamado España". De esta manera tan directa el madrileño Javier Rioyo elabora un apresurado análisis sobre una realidad en la que la abdicación del rey Juan Carlos ocupa buena parte de la actualidad. "Soy un patriota azañista: España aún tiene muchas cosas que defender sin tener que pedir perdón a nadie", asegura el periodista, escritor, director y guionista de cine, radio y televisión que en la actualidad ocupa la dirección del Instituto Cervantes de Lisboa y que hace unos días participó, junto a José Luis Garci, en el XLVII Ciclo de Conferencias del Real Casino de Tenerife.

¿Cuál es su opinión sobre la brisa republicana que estos días sopla en España?

¿Ah sí? Pues no me he enterado... Yo vivo muy cerca de la Puerta del Sol y no he oído nada (ríe)... Sí que he visto bastante banderas republicanas en mi calle y jóvenes que defienden un cambio, pero no una corriente importante. Mi caso es como el de muchos españoles, es decir, he sido juancarlista republicano; republicano de corazón y de pensamiento. Pero ese no es el problema principal que tiene este país... Hoy no saldría a la calle con una bandera que me cae muy bien.

No sé si es un buen momento para defender una de sus muchas profesiones: el periodismo.

El periodismo admite momentos malos y terribles, pero también instantes buenos y excelentes. He sido un periodista muy peculiar. Sí que hice alguna vez periodismo político, pero la mayor parte del tiempo he practicado la rareza del periodismo cultural, que es como estar en un islote. Yo he trabajado desde el franquismo hasta nuestros días y he logrado sobrevivir sin perder jamás mi independencia.

Otra de las facetas que domina es la crítica de cine; ¿tiene un análisis del que se hace en España?

De las ciento y pico películas que se ruedan en España cada año, solo tres o cuatro valen la pena y una o dos son proyectos que tendrán una cierta relevancia con el paso del tiempo. Esto pasa desde tiempos remotos. Quizás, antes había más nivel porque el cine se hacía con otro presupuesto y su intención era distinta. En los años 50 se vivieron los días de oro del cine español. Sí. Estábamos bajo el franquismo, pero eso no evitó que se hicieran grandes películas.

¿Lo ha sorprendido el éxito en taquilla de "Ocho apellidos vascos"?

No... Esa es una historia bien vista, bien dirigida y bien contada. Ya pasó algo similar cuando Tony Leblanc hizo "Los tramposos" o López Vázquez "Atraco a las tres". Esta vieja formula también la usó de una manera más desgarrada Santiago Segura en la saga "Torrente". Fue una forma de hacer un cine más popular y más sucio que funcionó muy bien... Lo que sí me sorprende es su volumen de éxito, pero eso es algo que tiene asombrado al mismísimo Martínez-Lázaro. En el cine el oportunismo es importante para construir estos fenómenos y es evidente que en unos días en los que se está debatiendo la cuestión de identidad este tipo de películas cumplen un cometido similar al que en el pasado ya tuvieron títulos como "No desearás a la vecina del quinto", pero con otra mirada. Esto es cine popular bien hecho...

¿Qué futuro le espera al cine?

Dicen que el mejor cine actual se está haciendo para series de televisión. Yo no comparto al cien por cien ese planteamiento, pero no puedo negar que una de las mejores cosas que se le pueden atribuir a David Lynch es una serie de televisión ("Twin Peaks"). Sigo atrapado por la pantalla grande, pero admito que he sido seducido por series como "Los Sopranos" o "The wire".

¿Y en España?

Me jode que vaya menos gente al cine, pero no soy tan pesimista. A mí me gusta el gran formato, pero esa idea tan romántica ya no casa con los que prefieren quedarse plácidamente en sus casas viendo una peli pirateada en un televisor, un ordenador o un iPad.

A pesar de todos los adelantos que se produzcan, el cine seguirá dependiendo de un buen guión, ¿no?

Una película la pueden destrozar los actores, un mal director, una cámara mal colocada o hasta una iluminación horrorosa, pero si no existe una historia que contar no hay nada. Es cierto que ha habido obras que quedaron bastante bien o correctas sin contar con el respaldo de un guion y solo pudieron aspirar a ser calificadas como bonitas, pero al final lo bonito se agota.

John Banville asegura sentirse un privilegiado por el hecho de que su obra sea reconocida en el país en el que nació el autor de "Don Quijote", ¿Qué opina de esa afirmación el director del Instituto Cervantes de Lisboa?

España está en crisis en muchas cosas, pero donde no está en crisis es en la lengua. Cervantes es un referente tan potente como Shakespeare. Es más importante un escritor que un país; Cervantes es una marca más sólida que España.