Granadilla está a punto de perder, al menos en parte, una de sus "joyas" en la arquitectura civil del siglo XIX: la antigua Comandancia, en la calle peatonal Marrero Regalado. Un proceso de restauración fallido o inacabado por sus últimos propietarios ha acabado con la iniciación de un expediente de demolición por parte del ayuntamiento. En realidad, la casona, con más de 150 años de antigüedad, únicamente sirve en la actualidad de refugio de personas que entran por su parte trasera para consumir drogas en su interior. Y periódicamente caen cascotes y el estado de las paredes evidencia que el desplome puede ocurrir en cualquier momento. Y así se lo han hecho saber los vecinos de la zona a las autoridades del Ayuntamiento, que no localizan a sus propietarios y la empresa que pidió permiso para hacer las últimas obras ya no está dada de alta en el Registro Mercantil.

Fuentes del Ayuntamiento indicaron que el edificio se ha declarado "en ruina inminente", por lo que se apuntalará la planta baja y se procederá a la demolición de la primera planta. Esta decisión municipal ya se ha comunicado a los vecinos de la calle y está previsto que los mencionados trabajos comiencen la próxima semana.

Evidentemente, no siempre fue así. La vivienda con mayor fachada tradicional de la calle Marrero Regalado se edificó en 1857, según una placa de piedra situada sobre la entrada principal. El cronista oficial de Granadilla, Emiliano Guillén, recuerda que fue propiedad de la familia García Osorio, cuyos miembros eran conocidos como los "Matos".

Uno de sus miembros, según Guillén, fue alcalde de Granadilla en cinco periodos diferentes y en situaciones políticas muy dispares: durante el Directorio del general Primo de Rivera, en la II República y en los años de la Guerra Civil.

El investigador de la historia y las costumbres del Sur señala que se trata de una casa "de buen volumen" y con unas características arquitectónicas propias del siglo XIX con azotea y alero.

Emiliano Guillén indica, como anécdota, que las azoteas de este tipo de casas se impermeabilizaban con argamasa, que se alisaba a mano con callaos traídos de la costa. Hace años fue vendida a unos extranjeros y con esa operación se perdió la pista a sus actuales propietarios.

Guillén señala que, al estar en un lugar protegido, el Ayuntamiento puede actuar como responsable subsidiario y proceder a derribar la parte que se considere más deteriorada. Y, si algún día llega a recuperarse, se exigirá que se respete la fachada.

En dicha "emblemática" vivienda se guardó, durante mucho tiempo, la Virgen de Montserrat, patrona de los somatenes armados de Granadilla y de todo el país, según Emiliano Guillén, que aclara que los somatenes era una especie de "policía paralela", no uniformada, aunque sí armada y con emblema, que operaba al servicio del poder establecido y, normalmente, con un corte conservador y católico.

El nombre de la Comandancia le llegó cuando fue incautada por el Ejército al finalizar la Guerra Civil, cuando el Gobierno franquista, ante la inminencia de la II Guerra Mundial, creó el Batallón de Abona para fortificar las zonas costeras del Sur de Tenerife, desde Adeje hasta El Porís de Abona. El Ejército se estableció en diferentes salones de empaquetado de la villa de Granadilla con sus cañones y armamento. Y la plana mayor del Batallón se instaló en la casa de la familia García Osorio. Cuando se comprobó que no iba a haber invasión, los batallones regresaron a sus cuarteles en Santa Cruz y La Laguna y la vivienda fue devuelta a sus propietarios legítimos, según el citado historiador.