Melitón Manzanas fue asesinado por ETA en 1968. Eduardo Puelles murió a manos de la banda hace cinco años. Entre esas dos fechas, otros 184 agentes de la Policía Nacional han fallecido en atentados. Por ellos, una llama permanecerá encendida en el centro policial de Carabanchel para mantener viva su memoria.

Fue el jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, el encargado de prender esta llama acompañado del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, junto a un monolito donde están inscritos los nombres de los 186 policías asesinados en acciones terroristas.

Uno a uno fueron homenajeados en el centro de altos estudios policiales situado en el barrio madrileño de Carabanchel por el Gobierno, las altas instituciones del Estado, las asociaciones de víctimas del terrorismo y las familias.

Tampoco faltaron la gran familia policial, con su director general, Ignacio Cosidó, al frente y toda la cúpula, representada además por más de cien agentes de las unidades de caballería, subsuelo, GEO, NRBQ, Tédax, guías caninos y antidisturbios.

"La sociedad ni puede ni quiere olvidar a quienes han defendido y sustentado nuestra democracia, de quienes han dado su vida para garantizar la seguridad y la liberad de todos los españoles", dijo Rajoy, antes de destacar que la lucha de la Policía contra el terrorismo se ha convertido en un "referente a seguir" para otros países.

Por ello, el presidente subrayó que los españoles saben que el Cuerpo Nacional de Policía representa "la mejor defensa de la Justicia, las leyes y la Constitución que -recalcó- todos nos hemos dado".

En ese contexto, aprovechó para recordar que el texto constitucional ha permitido el mayor periodo la estabilidad y cohesión de la historia de España. Y en esa historia, el terrorismo de ETA ha tenido en su punto de mira a las fuerzas de seguridad. "Los policías, sobre todo del País Vasco y Navarra, han trabajado durante décadas bajo la amenaza constante", dijo Fernández Díaz.