Cuando decidió abandonar los estudios de Matemáticas -en los que no le iba mal- para matricularse en Psicología, Laura Sánchez Montoya encontró su verdadera vocación. "Me metí de lleno", recuerda ahora, ya terminada la carrera y en plena formación práctica como psicóloga clínica. Tal fue su dedicación en esos años, que ahora el Ministerio de Educación la ha incluido entre sus premios Fin de Carrera al mejor expediente académico. Su nota media, un 9,74, fue la mayor entre todos los estudiantes que se graduaron en Psicología en el curso 2010-2011.

Laura reaccionó con "una gran sorpresa y mucho orgullo" a la noticia de esta distinción. Confiesa que no conocía la existencia de los premios hasta que supo de ellos por algunos de sus profesores, y fue entonces cuando decidió presentar la instancia.

Sobre su paso por la Universidad de La Laguna (ULL) solo tiene buenas palabras. Recibió "una buena formación" y tuvo la suerte de encontrar a docentes "implicados y accesibles". De hecho, continúa manteniendo el contacto con la Facultad, que es "un lugar de referencia" para ella.

Universidad significa formación, pero también transmisión de valores, y los que ella aprendió en la ULL han sido fundamentales para que, después de abandonar su "alma máter", las cosas le hayan ido igualmente bien. "En la Universidad, y en especial en Psicología, se aprende a trabajar en equipo y se hace mucho énfasis en el rigor, la capacidad de análisis, el esfuerzo, la resolución de problemas y la empatía", detalla esta joven tinerfeña de 28 años. El contacto con profesores y compañeros que pueden mantener "otros puntos de vista y opiniones" ha contribuido también a enriquecer su experiencia y a proporcionarle una mejor preparación para la vida profesional.

Laura se decantó por la psicología clínica. "Me atraía entender el comportamiento, los problemas y el sufrimiento de las personas para saber cómo acompañarlas y ayudarlas". El conocimiento de los demás permite el de nosotros mismos -"cómo funcionamos, cómo nos motivamos"-, y ese es otro aliciente que encontró en esta especialidad.

Tras graduarse en la ULL y completar un máster de Práctica Clínica en Salud Mental, Laura se presentó al PIR, el examen nacional para acceder a una plaza como psicólogo interno residente. Una vez más, los resultados fueron muy positivos: obtuvo el puesto 27 de los 140 que se ofrecían, lo que le permitió conseguir plaza en Tenerife, en concreto en el Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria.

El paso de la teoría a la práctica ha sido "genial", asegura. "Me encanta estar en contacto con las personas y aprendo muchísimo de cada uno de los profesionales", explica Laura Sánchez, que tampoco descuida la actualización permanente de sus conocimientos, que considera "fundamental". Tanto es así que una parte del montante económico del premio piensa destinarla a su formación. El resto será para un viaje o para ocio. "Hay que celebrarlo", dice entre risas.