Los maestros de Religión están dispuestos a plantar cara a la reducción del horario de la asignatura en Primaria, una decisión del Gobierno de Canarias que puede condenar a alrededor de 200 de ellos al paro y a otros tantos a empeorar sus ya precarias condiciones laborales. El colectivo protagonizó ayer concentraciones ante dependencias del Ejecutivo regional en varias islas y entregó las firmas que ha recogido en su apoyo, que suman alrededor de 50.000.

En Santa Cruz de Tenerife, la protesta se desarrolló frente a la sede de la Consejería de Educación, donde se presentaron 19.113 firmas. En La Palma se entregaron 6.288 y en Lanzarote, 4.424. Los apoyos recabados en Gran Canaria superan los 19.000, pero no llegaron a depositarse ante la Administración por falta de tiempo, detalló Pedro Crespo, presidente de ANPE, sindicato que respalda las reivindicaciones laborales de estos profesores. La participación en las concentraciones de ayer y las firmas conseguidas han animado al colectivo a proyectar nuevas movilizaciones.

Entre gritos de "Quitar la religión no es la solución" o "Nosotros no adoctrinamos, nosotros enseñamos", más de 250 personas -maestros, pero también familias y alumnos- exigieron a la Consejería que evite el despido de cientos de profesores y también que "respete el derecho de los padres a decidir". En este sentido, recordaron que el 85% de las familias opta por la asignatura de Religión para sus hijos.

Los afectados se quejan también de que la Administración no ha dialogado antes de tomar la decisión. Tampoco parece que vaya a hacerlo, al menos a tenor de las declaraciones que realizó ayer la viceconsejera de Educación, Manuela Armas, a la cadena COPE. "Defendemos una enseñanza pública y laica y entendemos que la religión debería estar fuera del currículum, pero si hay que mantenerla por ley la mantenemos, aunque en su justa medida", dijo.

Armas aludía así a la posibilidad que da la Lomce de rebajar el horario de la materia de dos a una sesión a la semana. Además, insistió en que serán los consejos escolares de los centros los que tendrán la última palabra, de modo que, si así lo desean, podrán mantener el horario actual de la materia.

Lola

Ruiz

Miguel

Rodríguez

Jorge Vargas