El Instituto Geográfico Nacional (IGN) iniciará en un mes los sondeos geotécnicos para situar en Tenerife uno de los cuatro radiotelescopios de la Red Atlántica de Estaciones Geodinámicas y Espaciales que, entre otros datos, ayudará a mejorar el conocimiento del movimiento de las placas tectónicas.

La directora del Centro Geofísico de Canarias, María José Blanco, explica en una entrevista con EFE que la Red Atlántica de Estaciones Geodinámicas y Espaciales (RAEGE) se enmarca en un proyecto mundial para instalar estaciones geodésicas de referencia que mejoren de forma sustancial la precisión de los datos de posición y su variación temporal.

Con estos radiotelescopios se esperan alcanzar precisiones de un milímetro en distancias intercontinentales, que son del orden de entre 6 a 8.000 kilómetros, y la precisión de la variación de estas coordenadas estaría en 0,1 milímetros al año.

De los cuatro radiotelescopios previstos se encuentra ya operativo el de Yebes en Guadalajara, situado en la placa tectónica euro-asiática, y otros se sitúan en Azores: en la isla de Santa María, placa tectónica africana -que comenzará a operar este verano- y en la de Flores, placa norteamericana, en proceso de construcción.

El cuarto se instalará en Tenerife, en la placa tectónica africana, y se situará en Anaga por sus condiciones de estabilidad geológica, cercanía a las vías de comunicación -lo que implica un mantenimiento más sencillo - y baja densidad de población, con lo que el espectro radioeléctrico "está bastante puro, con pocas interferencias", explica María José Blanco.

Es una zona lo suficientemente limpia como para asegurar la calidad de su funcionamiento, continúa la directora del Centro Geofísico de Canarias, que señala que una vez recibida la autorización para los sondeos geotécnicos, se seleccionará el mejor emplazamiento geológico y se tramitará la autorización correspondiente ante el Cabildo de Tenerife.

Ello se debe a que el lugar escogido se sitúa en Tegueste, en el Parque Rural de Anaga, una zona con protección medioambiental, y hay que buscar la compatibilidad de esta infraestructura tecnológica con los usos del plan rector por el que se rige.

Blanco precisa que la instalación tendrá poco impacto visual y se trata de una antena "pasiva", pues su función será la de recibir la radiación existente en el espacio.

La antena de 13,2 metros de diámetro se controlará y mantendrá desde un pequeño edificio anexo

Cuando se haya recibido la autorización para el inicio de la obra, la construcción se prolongará durante casi un año, por lo que el radiotelescopio previsiblemente estará operativo en 2016.

Entonces comenzará a recibir la radiación de objetos estelares muy lejanos -quásares- y con esta información del espectro radioeléctrico, se podrá conocer la posición y la variación de distancias intercontinentales con la precisión ya mencionada.

Los datos los recibirán casi en tiempo real centros de procesado dependientes de redes científicas internacionales, como la Unión Internacional de Geodesia y Geofísica y la Unión Internacional de Astronomía.

"Es la siguiente generación de radiotelescopios, VLBI 2010", señala María José Blanco, que precisa que la inversión global para el radiotelescopio, entre instrumentación y edificación, ronda los 3,8 millones de euros.

La principal aportación del proyecto RAEGE irá a la geodinámica, al conocimiento de los procesos que tienen lugar en el interior de la tierra, pues con las coordenadas que se obtengan a través de estos radiotelescopios se podrá conocer el movimiento de las placas, mejorar el conocimiento sobre los fenómenos geodinámicos.

Pero también será relevante para el medio ambiente, pues estos radiotelescopios contribuirán a una mejor monitorización, control y vigilancia del cambio climático al determinar, señala María José Blanco como ejemplo, el nivel de la subida del mar con precisiones hasta ahora inalcanzables.