Pétalo a pétalo, puñado a puñado de brezo, cientos de alfombristas se encargan cada año, en la Infraoctava del Corpus, de mantener viva la tradición más emblemática de la Villa de La Orotava. Niños, jóvenes, maduros y viejos se encargan de preservar una estampa que cada año se repite y siempre es diferente gracias a su arte. Ellos son el alma de las alfombras.

Familias, amigos y asociaciones se encargan de confeccionar las 35 alfombras y corridos que tapizan de color el recorrido de la procesión del Santísimo, a las que hay que sumar la alfombra de tierras de la plaza del ayuntamiento.

Desde 1984 también colabora un grupo de alfombristas del pueblo gallego de Ponteareas. Además, tres centros educativos tienen su alfombra, el colegio salesiano San Isidro y los IES La Orotava y Villalba Hervás; tres asociaciones de vecinos de La Perdoma, Los Pinos y La Florida; los Jóvenes Alfombristas, o la Unión Cultural El Canario.

Otras 26 alfombras y corridos tienen nombres de familias, como las de los Monteverde o la familia de José Miguel Salamanca de la Peña, o nombres propios, como la del exalcalde villero Isaac Valencia Domínguez o la de Francisco Casanova Cruz.

EL DÍA conversó ayer con algunos de los guardianes de una tradición cuyo origen se fecha en 1847, cuando Leonor del Castillo y Bethencourt, esposa del villero Antonio María José del Sacramento de Monteverde y Bethencourt Rivas Ponte, elabora con ayuda de su hija María del Pilar Monteverde y su cuñada María Teresa Monteverde, la primera alfombra del Corpus villero.

Han pasado ya 167 años desde aquella alfombra inicial y la tradición se ha consolidado y expandido también a otros muchos pueblos de Canarias.

Juan Pérez Domínguez lleva 52 años haciendo alfombras de flores y empezó, precisamente, porque hubo un tiempo en el que no era fácil hallar alfombristas.

"En 1963 había una crisis de alfombristas y la tradición estaba en decadencia. La Comisión de Fiestas se dirigió a la Academia de Dibujo y solicitó que algunos alumnos hicieran alfombras en los espacios libres que quedaban en el recorrido. Yo tenía 16 años y, con un grupo de amigos, nos hicimos cargo de una alfombra, hasta hoy", recuerda Pérez.

"Para nosotros es el día más importante de las fiestas y así lo vivimos", subraya. Su trabajo comienza días antes, ya que preparan algunos pétalos y flores por su cuenta para obtener más colores y tonalidades en el tapiz: "Hay flores silvestres como la vinagrera o la siempreviva de la costa que cambian de color de un año a otro. Por eso las guardamos para tener más tonos".

En las alfombras de La Orotava solo se usan materiales vegetales: flores, pétalos y brezo, fundamentalmente. El material más fino se gasta sobre todo en los tapices, y los pétalos más grandes se usan en los corridos, hechos con moldes de madera y metal.

Para Juan Pérez, la tradición se mantiene intacta y ha mejorado con los años, "tanto en calidad como en afluencia de público".

Todos los alfombristas madrugan. Unos llegan a la calle antes de las seis de la mañana y otros se incorporan pasadas las siete. Pero alrededor de las 8:00 horas ya están prácticamente todos trabajando.

El alfombrista José Enrique Trujillo Linares destaca que hay años con mayor o menor inspiración, pero que "en general el nivel se mantiene y vienen nuevas generaciones detrás dispuestas a conservar la tradición".

José Miguel Salamanca Hernández empezó a dirigir su propia alfombra de niño y, a sus 41 años, ya lleva 30 años como alfombrista. Elabora un corrido "puramente ornamental" cuyo diseño surge, como este año, "de la manera más anecdótica o espontánea, como al observar un mantel mientras cenaba en la casa de un amigo".

Para Salamanca, hijo de alfombrista, la fiesta mantiene su esencia intacta, "pero quizás el cambio más apreciable es que ahora se desarrolla con más alegría. Veo la calle y el trabajo de los compañeros, que se repite año tras año, y pienso que esto no va a cambiar en la vida. Y está muy bien que eso sea así. La magia se repite todos los años. Paseas y ves la cara de satisfacción de los alfombristas, y la gran cantidad de gente que esta fiesta atrae a La Orotava. Y uno se siente orgulloso de pertenecer a esta tradición".

El trabajo de los alfombristas comienza desde primera hora de la mañana, por eso poco antes de las 10:00 horas la actividad es incesante en todas las alfombras y en los corridos, que son los que se elaboran con moldes de madera y metal como el de la imagen. El público empieza poco a poco a llenar las calles para admirar el trabajo de los alfombristas.

Músicos de Ponteareas, Galicia, dan un tono diferente al día de las alfombras en La Orotava. Un grupo de alfombristas gallegos se encarga, desde el año 1984, de elaborar una alfombra frente a La Concepción, sobre una capa de cemento que se coloca sobre los adoquines, protegidos por un plástico, días antes de la fiesta. Después del Corpus, se retira con rapidez.