Hasta ahora se ha vendido la conexión aérea con un país como Estados Unidos en un solo sentido: la llegada del turista norteamericano a la Isla, como parte del perfil de un cliente atraído por los campos de golf en épocas invernales, con alto poder adquisitivo y capacidad de gasto.

Algo más de 5.400 kilómetros, con mar por medio, separan Tenerife de ciudades como Nueva York, Chicago o Boston. En la actualidad, el traslado en avión desde y hacia estos destinos, vía Madrid, supone alrededor de 14 horas de vuelo, que podrían reducirse a menos de la mitad si se implantara una conexión directa entre la Isla y Estados Unidos.

El hecho objetivo es que los traslados ya no se miden en distancia, sino en horas en vuelo. Y, precisamente, explotar este factor representa una de las prioridades que desde hace meses negocia intensamente el Cabildo a través de Turismo de Tenerife.

Lo cierto es que, a medida que los norteamericanos adquieren más conocimientos sobre Canarias, parecen mostrar un creciente interés por la Isla como destino para disfrutar sus vacaciones.

Así lo advierte el Cabildo mediante un informe sobre la posición de Tenerife en aquel país. Del documento se desprende, entre otras conclusiones, que el balance entre la duración en horas del vuelo y el precio del billete de avión sitúan a Tenerife con una cierta ventaja sobre otros puntos competidores.

La Isla se posiciona así en la franja alta del ranquin, con un precio de vuelo ida y vuelta que ronda los 1.000 dólares (unos 750 euros) y un total de 14 horas de trayecto.

Para los turistas estadounidenses existen destinos más caros y alejados, una circunstancia que el Cabildo pretende explotar para "vender" la Isla como una referencia de calidad, original en su oferta y, sobre todo, con niveles de seguridad.

En este sentido, se estima que Tenerife puede acoger una cifra de viajeros estadounidenses similar a la de un país como Islandia, que se encuentra a 6 horas de vuelo y que con conexiones directas recibe al año alrededor de unos 120.000 turistas norteamericanos.

Desde esa base, las perspectivas de crecimiento de Tenerife en ese mercado son, a juicio del presidente del Cabildo, Carlos Alonso, "muy positivas" y pasan, inevitablemente, por la apertura de rutas directas con ciudades de la costa este de EEUU, en concreto Nueva York, Chicago y Boston.

Al respecto, Alonso destaca que "en los últimos años hemos apostado por aumentar la conectividad de la Isla con mercados emergentes, como el caso de Rusia y otros países de Europa del Este, además de África", destaca.

"Ahora estamos trabajando intensamente por lograr esa conexión sin escalas con la Isla desde Estados Unidos e incluso Canadá, lo que significaría reducir el tiempo de duración del vuelo a unas seis horas", explica el presidente.

En definitiva, se trata de la materialización de isla "ultraconectada", uno de los conceptos troncales del ideario de Carlos Alonso, en cuanto a la relación de Tenerife con el mundo.

En el caso concreto de Estados Unidos, el objetivo que se plantea no se orienta exclusivamente a incrementar el número de turistas que actualmente recibe la Isla cada año procedentes de aquel país (alrededor de 130.000), sino que Tenerife se convierta en un "hub" (centro de conexiones) para aquellos visitantes que, bien por vacaciones o por negocios, utilicen la Isla como parada y escala en su tránsito hacia el continente africano.

Con todo, el éxito en la consecución de estos objetivos, en particular en cuanto a la afluencia de un mayor número de turistas procedentes de Estados Unidos, depende de la combinación de algunos factores.

Así, resulta esencial que los touroperadores y las agencias de viaje estadounidenses se inclinen por ofrecer a sus clientes destinos diferentes a los ya habituales del área del Caribe, muy explotados durante años.

El perfil de los viajeros se orienta a la búsqueda de "destinos originales y auténticos que les puedan ofrecer unas vacaciones activas y con la vivencia de experiencias diferentes a las habituales. De ahí que Tenerife represente una apuesta fundamentalmente segura", señalaba el consejero delegado de Turismo de Tenerife, Miguel Ángel Santos.

Por esta razón, desde el Cabildo se está poniendo el esfuerzo en optimizar un valor como el de la conectividad, acompañado de otras iniciativas paralelas como la promoción, el marquetin y el posicionamiento.

El objetivo que se persigue no es otro que el de presentar Tenerife como "destino soñado" y, al mismo tiempo, realizable, a partir de un vuelo de una duración media que no representa un problema para el turista estadounidense, dispuesto a recorrer largas distancias siempre que el destino merezca la pena.

La idea no es nueva. El Cabildo siempre se interesó por las posibilidades del gigante americano. Ya sucedió en época de Ricardo Melchior, quien además de establecer vínculos con el condado de Miami logró que el expresidente Bill Clinton visitara la Isla y la proyectara al mundo.