"Me llamo Alejandro, pintor de paisajes a la acuarela, nacido en Olot, al norte de Gerona, tierra de pintores desde hace décadas. Después de mucho tiempo viajando por Europa y llevando mi arte allí donde voy, decidí retirarme a las Islas Canarias, más concretamente en el Sur de Tenerife debido a su clima y playas llenas de turistas". Así se presenta Alejandro Lozano, un joven veterano que en estos días anda por tierras del Este europeo ante las muchas dificultades que encontró en la Isla.

Hasta aquí, la historia puede parecer la de muchas otras personas que han pasado, están y hasta pasarán por Tenerife. Pero en Alejandro se da una particularidad: es el primer artista autorizado para pintar en las calles de Adeje.

"Al llegar, me sitúo en Costa Adeje". Allí, este artista busca un lugar en las inmediaciones de la playa. Quiere pintar y vender su obra. La Policía Local le informa de que precisa "un permiso" para hacerlo. Alejandro cuenta que, tras un periplo, presenta un proyecto en el Servicio Provincial de Costas, donde, "con mucho interés, me aconsejan y ayudan".

A partir de ahí empieza el calvario. "Busco un sitio en la playa de Duque, donde no moleste a nadie, y sale el jefe de Seguridad a comunicarme que al hotel no le gusta mi ubicación". El hombre explica que en el área de Turismo del Ayuntamiento de Adeje le sugieren que tiene que ir "de la mano del hotel". Dicho y hecho. Alejandro consensua con el establecimiento una nueva ubicación.

Ya con la licencia en la mano y habiendo pagado impuestos, "empiezo a pintar mis acuarelas, con los turistas alrededor disfrutando de lo que es el arte callejero; incluso la policía, después de hacerse con la copia del permiso, me felicita por haber conseguido el primero en Adeje".

Un día de viento, el artista pide a los agentes permiso para desplazarse unos metros sin que dificulte ni obstaculice ni a nada ni a nadie. Llegó el problema, otra vez. Un miembro de la seguridad del establecimiento le transmite que al recinto "no le gusta mi sombrilla". El artista reacciona "agachando la cabeza" y volviendo al ayuntamiento con la autorización en mano. "No se preocupe. Se han puesto un poco nerviosos. Todo está bien".