Ayer fue el día de los participantes en TLP Tenerife. Un día de reencuentros en el que las colas fueron menos en parte por las 300 entradas premium que pudieron dejar sus equipos el lunes y en parte porque el resto de participantes escalonó su llegada entre la mañana y la tarde. "Cuidado que les quitan los sitios... ", comentaba de forma irónica Yared en Facebook, ya que están todos los puestos asignados. A lo que respondía Inmaculada que no: "El ambiente es tan bueno que merece la pena. Yo ahora mismo me cambiaría por cualquiera de ellos". El buen rollito telepero es parte del éxito del festival.

Tras el obligado trámite de acreditación y etiquetado del material, el primer paso es encontrar la caseta de campaña, si se disfruta de ella, e instalar el equipo. Los problemas de conexión o configuración, muy pocos en esta edición, eran solventados por algunos de los 160 voluntarios, con camiseta naranja, para que todo estuviese listo cuanto antes. Antes de las cinco de la tarde prácticamente todos los teleperos ya estaban jugando, navegando o creando contenidos en red. El resto se encontraba en un ir y venir de jóvenes con acreditaciones en las inmediaciones del recinto ferial que querían recargar su propia batería comprando comida y bebida en las cercanías, o disfrutaban de ese momento mágico de reencuentros con amigos que, aunque solo se vean una vez al año, durante seis días formarán parte de la misma familia, los "teleperos", que vivirán unas experiencias que probablemente no olvidarán en sus vidas.