El pasado mes de abril escribía en estas mismas páginas sobre una iniciativa en la que por entonces venía trabajando el ayuntamiento y que ahora, recientemente, hemos visto concluida. Me refiero al gran espacio peatonal habilitado sobre el túnel de la Vía Litoral, que comunica las avenidas Marítima y de Anaga, dentro de un área total de 23.000 metros cuadrados. Casi la mitad de esta superficie está concebida para el paseo, el deporte y el esparcimiento, en todos los grupos de edad, tal y como puede comprobarse de manera cotidiana, con la afluencia de un sinfín de personas. Sobresale de manera especial la apuesta por la actividad física, que convierte este espacio en uno de los mejores polideportivos al aire libre con los que cuenta nuestra capital.

El remate de esta actuación supone una nueva pieza añadida al proyecto de integración Puerto-Ciudad, con el que Santa Cruz progresa en el objetivo de recuperar su contacto histórico con el mar. Pero en modo alguno se trata de un elemento aislado, sino que adquiere continuidad, gracias a una de las buenas noticias que nos deja la semana. Me refiero en concreto a la adjudicación, por parte de la Autoridad Portuaria, de la obra de construcción del túnel de la vía de servicio, que transcurrirá en paralelo con el de la Vía Litoral. Con un presupuesto de seis millones de euros, sus promotores confían en que los trabajos puedan iniciarse en septiembre, igual que esperamos que el Gobierno de Canarias desbloquee pronto la parte que le corresponde en esta misma infraestructura.

Asimismo, la propia Autoridad Portuaria viene trabajando en otro proyecto de interés para la zona, como es el corredor peatonal que permitirá a los cruceristas acceder a la ciudad por la plaza de España, a través de una pasarela. No obstante, este nuevo paseo cumplirá más funciones, extendiéndose en dirección al sur, concretamente hacia el barranco de Santos, además de facilitar que los santacruceros puedan pasear cerca del mar, sentarse en sus proximidades y disfrutar de una zona muy agradable. Para ello, su trazado discurrirá por el borde del muelle deportivo y el pavimento será similar al utilizado en la plaza de España, además de disponer de vegetación, bancos y marquesinas, para ofrecer sombra a quienes deseen descansar en este paseo.

Poco a poco, paso a paso, avanzamos hacia el objetivo común -ansiado por todos- del reencuentro con el mar. No me cansaré de apelar al carácter portuario de Santa Cruz, por tradición y por vocación, igual que a su compatibilidad con aquellos usos que favorezcan la simbiosis con la ciudad. La ilusión y la tenacidad con la que nos hemos empleado, en medio de una crisis económica que merma las posibilidades de inversión, nos permite disfrutar ahora de logros como los descritos. En su reencuentro con el litoral, nuestra capital va mejorando su fisonomía, a medida que se asoma a todos estos espacios, igual que lo hiciera antes con el Parque Marítimo, el Auditorio y el Palmetum. La próxima aprobación del Plan Especial del Puerto va a brindarnos nuevos aprovechamientos.

Un papel clave en el desarrollo de esta estrategia corresponde a la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife. Desde que llegamos al ayuntamiento, consideramos que había que fortalecer la relación con esta entidad, trabajando en sintonía y persiguiendo objetivos que redunden en el progreso socioeconómico de nuestra capital. Aunque los resultados están a la vista de todos, merece valorar especialmente otra buena noticia que nos deparó la semana, como es la licitación del dique semisumergido de San Andrés, con un presupuesto de cuatro millones de euros. Después de que conociéramos los detalles del proyecto, sintetizados en la construcción de un espigón de 350 metros y un contradique de 60, todos confiamos en que la obra pueda iniciarse en septiembre.

Será entonces cuando los vecinos de San Andrés, igual que el grueso de la ciudadanía, acaben de creerse la construcción de esta pieza imprescindible para la defensa marítima del lugar. Tal y como pudimos comentar esta semana, en el encuentro mantenido en el pueblo con una amplia representación vecinal, estamos ante la ocasión de ver hecho realidad un anhelo de décadas. Aunque el tiempo nos ha dado la razón, respecto a la solución administrativa que tenía que aplicar el Gobierno de España, lo único importante en este momento es que la obra pueda realizarse dentro del plazo previsto y que el mar deje de ser una preocupación, convirtiéndose en una atractiva oportunidad para el ocio, el esparcimiento y la economía de la zona.