Desde que en aquel infausto mes de agosto de 2009 una roca desprendida acabara con la vida de una turista alemana que practicaba senderismo en el barranco del Infierno, este espacio del municipio de Adeje, catalogado como Reserva Natural Especial, se ha convertido en eso, un auténtico infierno.

Ni el Cabildo ni el Ayuntamiento de Adeje han sido capaces de reabrir en condiciones óptimas de seguridad el paraje natural con mayor afluencia de visitantes de la Isla, tras el Parque Nacional del Teide, una maravilla natural que ocupa 1.843 hectáreas.

Tras las intensas precipitaciones caídas desde el pasado diciembre, el sendero ha sufrido severos daños, no solo desprendimientos de materiales, sino corrimientos del firme, con el evidente peligro para la integridad de las personas.

Un cartel en el acceso, ahora derribado, una señal y un vallado advierten del peligro que los desprendimientos representan para la integridad de quienes se aventuren a entrar en la zona. Pero a pesar de estos avisos, la verja ha sido forzada y los incautos senderistas, locales y extranjeros, continúan desafiando su suerte.

El área de Medio Ambiente del Cabildo está elaborando un estudio de viabilidad con el fin de evaluar los costes que representaría acondicionar el sendero.

Hace ahora casi un año, el pasado 9 de agosto de 2013, el Cabildo y el Ayuntamiento de Adeje firmaron un acuerdo para desbloquear la apertura del sendero. El entonces presidente, Ricardo Melchior, y el alcalde adejero, José Miguel Rodríguez Fraga, suscribieron un convenio cuyo objetivo era la reapertura, inicialmente prevista para finales de año.

El acuerdo, con vigencia de 20 años, establece que la gestión del servicio de información, control de visitantes y conservación del sendero corresponde al ayuntamiento, de forma directa o mediante concesión. El Cabildo se reserva la posibilidad de llevar a cabo inspecciones con el propósito de plantear al ayuntamiento las medidas a adoptar para evitar posibles riesgos.