Alberto de Paz, que esta noche actúa a partir de las 21:00 horas en el Espacio Guimerá Música de la capital tinerfeña, es una de esas personas que dice las cosas como las siente. E igual que las dice, las canta en sus composiciones. Es un cantautor honesto que se subió por primera vez a un escenario con 19 años, que ha vivido en ciudades como Granada, Barcelona, Madrid o Berlín, y que finalmente ha vuelto a La Palma, la isla que lo vio nacer, para plantar su semilla. Porque Alberto de Paz es mucho más que un cantautor al uso. Hoy por hoy, es una de las personas más interesadas en apoyar y valorar la cultura en la Isla.

Siempre ha pensado en la música como "disfrute personal y comunitario", y afirma que dedicarse a la música "aporta la sensación de sentirte afortunado" pues "poder canalizar tu interior por medio de la expresión artística es una virtud y un privilegio".

Del arte dice que "intenta buscar comunicación" y que "cada persona tiene un artista dentro", y aunque su música aporta optimismo, pues su vida "ha sido feliz" y eso se ve reflejado en sus canciones, habla de los miedos como "una cuestión de protección ante los riegos y los cambios", y confiesa que su mayor miedo es "a perder lo que tengo o a tener lo que más quiero", como versa una de sus canciones.

"Al principio seguía a la Nueva Trova Cubana, pero cuando empecé a componer me di cuenta de que todas las canciones eran lo mismo", reconoce cuando se le pregunta por sus influencias. "El oír aquellas canciones hacía que mi música se convirtiera en un reflejo de la de ellos, y eso no me parecía lo más adecuado, entonces empecé a ver otro tipo de música como el jazz, el folk y, sobre todo, música de la gente de La Palma y de Canarias, y de ahí, una mezcla de todo, empecé a creer y a saber que quería buscar mi propia identidad como músico".

Sostiene que en La Palma los espacios culturales existen, "pero no existe una gestión cultural de los espacios adecuada, digna y con un buen proyecto detrás". "La continuidad es importante para que el público se acostumbre a un sitio. El tejido cultural necesita tener espacios en funcionamiento, no de una forma esporádica y, sobre todo, no descuidando y sin respetar lo que el artista necesita" pues "en La Palma si quieres cantar tienes que moverte tanto que al final llegas al concierto agotado o con mil cosas en la cabeza, cuando debería ser que alguien, una institución o un gestor cultural, prepare todo para que los artistas vayan a expresarse".

Para mejorar la situación propone arriesgarse y "donar o dejar la gestión cultural de los espacios a una asociación, una empresa o un colectivo para que ellos los trabajen" o "darle facilidades dentro de un orden, unos horarios y una profesionalidad, a los locales y bares".

Como coordinador del Proyecto Semilla, de ámbito insular y con un año y medio de vida, explica que se trata de "un proyecto que intenta habilitar espacios de una forma gestionada a la vez que tener un mapa aproximado de todo lo que se está haciendo en la isla de La Palma para poder entenderlo y estudiarlo". También cuenta que el Proyecto Semilla "lo que ha hecho hasta ahora es vincular la cultura con el desarrollo económico" y que los objetivos principales del proyecto son "dignificar el trabajo de los artistas buscando la delegación o la gestión cultural adecuada de espacios, vincular la cultura al desarrollo económico, y el estudio y mantenimiento de la cultura hecha en La Palma".

Alega que "el consumo de la cultura se ha hecho individual" debido principalmente al uso de internet, pero que ésta "tiene que aportar a la sociedad símbolos que identifiquen y unan a las personas", ya que "si unes a las personas creas redes, y esas redes ayudan al desarrollo porque cuando se juntan 5 ó 6 personas hacen un grupo, y ese grupo puede hacer cosas mejor que una sola". "La cultura ayuda a la cohesión de la sociedad" y "una sociedad unida es mucho más probable que se desarrolle tanto social como económicamente", señala.

No duda al decir que "si se trabaja bien, con ganas y con empeño, en cualquier lugar del mundo se puede vivir de la cultura", a pesar de que "el oficio de la gestión cultural es de los más sacrificados". "Es tan importante que te da una satisfacción personal hacerlo", puntualiza. "La Palma necesita gente que trabaje de forma responsable y constante, con seriedad y con fuerza".

De las demás islas indica que "hay lugares que se están desarrollando bien, como puede ser La Laguna que, gracias a su organismo autónomo, ha conseguido reactivar ciertas cosas". "Se está creando un modelo en Tenerife que ha ido mejorando. Los laguneros entienden hoy en día que la cultura les está dando beneficios a su desarrollo como ciudad Patrimonio". "En Las Palmas también se está empezando a ver una tendencia a ir a mejor. Teniendo esos modelos es posible copiarlos o darnos cuenta que es posible".

De Paz recuerda que "la identidad canaria no solo es el folklore" y que "también somos punteros en muchas cosas de hoy en día, pero no dejamos puerta abierta a esas expresiones". Aprovecha para añadir que para fomentar la cultura "hay que cuidar la base, esos pequeños espacios que son la importancia de la creatividad" pues "la creación y la exposición a baja escala son fundamentales", aunque comprende que "este tipo de gestión cultural tiene un desarrollo largo" y "los políticos buscan resultados rápidos".