"Ponga usted ahí mi teléfono a ver si por fin me llaman". Lo dice con cierta ironía Juan Tomás Abreu Pozo, un vecino de Santa Cruz que presentó la solicitud para acceder a una vivienda pública un 24 de octubre... de 1985. Tenía entonces 30 años, nunca le contestaron y ahora, a punto de cumplir 60, reclama "una respuesta a mi instancia y la posibilidad de renovarla con efectos retroactivos".

Tomás no quiere dar la cara porque "a mí me conoce mucha gente por mi trabajo", pero sí contar un caso "sangrante", ya que "es mi derecho y como ciudadano creo que merecía al menos una respuesta. Ni me han buscado, ni me han llamado, ni sé nada".

"En la década de los noventa, no recuerdo exactamente el año, pregunté y me dieron largas con una explicación sobre una nueva ley que no entendí, la verdad. Y hasta la fecha", valora.

Tomás recalca siempre su condición de "trabajador" y muestra como prueba una vida laboral cercana a los 42 años de actividad que comenzó en 1973. "Empecé en el comercio, en Galerías Evelyn de la calle de La Rosa y luego pasé a la construcción. Desde 2008 pertenezco al servicio de mantenimiento de una empresa pública".

Tomás nació en la calle Cañón Curvo, una pequeña vía situada cerca del actual Museo de la Naturaleza y el Hombre. Luego ha vivido en Salud Alto, donde reside su hermana mayor, en una casa que le dieron a sus padres. Vive de alquiler desde hace 30 años y los últimos 20 tiene su hogar en el barrio de El Toscal.

"Convivo con una señora, Carmita, que tiene ahora 76 años. Hace 35 que nos conocemos y sus hijos, nietos y biznietos son como si fueran míos. Pero está enferma y cuando falte mi pregunta es qué hago yo, a donde voy entonces", plantea Tomás.

"Por supuesto que estaré con ella siempre, pero también tengo que moverme para reclamar mi derecho. Ni he estado en la cárcel ni en el extranjero, siempre trabajando y localizable. Sin problemas con nadie, me considero un ciudadano ejemplar", apunta Tomás para añadir: "Entonces, ¿por qué no me han llamado nunca? No tengo ni un solo punto, ni siquiera me han valorado. De hecho no hay nada escrito en la cara de atrás ".

Tomás acaba con una reflexión muy dura: "Todo ciudadano y trabajador tiene derecho a una vivienda digna. Lo dice la Constitución Española, o mejor la prostitución, como yo la llamo, sin querer ofender a nadie por el uso que se ha hecho de ella. Creo que solo pido lo que es justo y bastante tiempo llevo esperando".

"La labor que hace la PAH no hay dinero para pagarla"

Tomás estuvo a punto de quedarse en a calle por el desahucio de la casa que habitaba en San Vicente Ferrer. "La labor de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), que no hay dinero para pagarla, evitó en dos ocasiones el desalojo. Nos dieron un alquiler social de 300 euros durante ocho meses y así escapamos. Nos fuimos de aquella casa y nos mudamos a la de ahora. La situación ya quedó superada, por fortuna, pero estaré eternamente agradecido a la PAH, desde Inma Évora al último porque gracias a ellos he podido tirar para adelante y no me he visto en la calle con una señora de 76 años. Cuando puedo voy a los actos o echo una mano. Por eso me dan rabia las críticas sin conocer". Insiste y recalca sus derechos para dejar en buen lugar a la concejala de Asuntos Sociales: "Alicia Álvarez se ha portado bien y sabe que en la sede del IMAS en San Pedro Alcántara, tienen mis datos y esta instancia. Quiero que me orienten sobre lo que tengo que hacer, renovar o abrir otro proceso".