Los usuarios de Las Gaviotas, hace años inmersa en un mar de cierto descuido virgen, siempre "con encanto", y desidia institucional -pese a su condición de segunda playa de Santa Cruz, "hermana pequeña" de Las Teresitas- están de enhorabuena. Relativamente, porque se anuncian de nuevo obras, pero esos trabajos permitirán, si se cumplen las previsiones, disfrutar en 2015 de algo más del 70% del espacio actualmente abierto. Aunque con ese porcentaje están contentos, como pudo comprobar EL DÍA la semana pasada.

Un cartel de prohibido el paso por peligro de desprendimientos y las vallas forman ya casi parte del paisaje habitual. El año pasado, el Ayuntamiento de Santa Cruz actuó sobre un tercio de los taludes de la playa.

Ahora, el Cabildo ha anunciado (en el BOP del pasado viernes) la aprobación del primer tramo de una segunda fase, el proyecto de tratamiento de taludes sobre unos 18 metros de longitud, con un presupuesto base de licitación de 184.998 euros.

Estará expuesto y sometido a información pública durante veinte días hábiles desde la publicación. Si no hubiera reclamaciones u alegaciones se daría por definitivamente aprobado. Los trabajos está previsto que comiencen el último trimestre del año y el plazo de ejecución es de dos meses tras la adjudicación. Para el arreglo total hacen falta el segundo y último tramo de esta segunda fase y una tercera. La inversión total para abrir por completo la playa se acercaría a la cifra del millón de euros.

La historia de Las Gaviotas está relacionada estos últimos años con los cierres. Así ocurrió en diciembre de 2010 cuando se tomó la medida por peligro de desprendimientos. Pesó mucho la cercanía de la tragedia del 1 de noviembre de 2009 en la playa de Los Guíos, cuando dos personas murieron por la caída de piedras.

Un enrejado de hierro "chapó" la playa tres años, pero eso no impidió que la gente -los amigos de coger el sol sobre la arena negra, desnudos o no, eso es una elección- siguieran bajando a la playa, incluso previa rotura de la puerta.

Después de mucha burocracia, el Consistorio municipal afrontó por fin el año pasado en abril una parte de la rehabilitación. Fue un primer paso y ahora ha llegado el segundo para una futura playa de Las Gaviotas "completa".

Charly en el recuerdo

El cierre de la playa hace cuatro años "por peligro de desprendimientos" acabó con el que tal vez haya sido el símbolo más emblemático de Las Gaviotas: el quiosco de Charly. Referente de los espacios nudistas de Tenerife y fija en el rutómetro de los extranjeros que recalaban en la Isla, este espacio natural y agreste vivió su mejor época en los años ochenta y noventa del siglo pasado. Y ahí estaba el popular Charly Miranda como propietario del único establecimiento de la zona, una caseta con su nombre: Casa Charly. Después de 35 años sirviendo garimbas y siendo refugio de una peculiar clientela su ciclo se acabó. Y se le echa mucho de menos. Charly y sus hijos dedicaron buena parte de su vida a un quiosco que se mimetizaba con el tono alternativo de Las Gaviotas, frecuentada por surfistas y "pibes de barrio" donde todavía quedaban -o quedan, porque los usuarios siguen bajando- reminiscencias de sus días "más nudistas". Casi cuarenta años después de que el pionero fundara su negocio, Las Gaviotas ha cambiado poco, pero la verdad es que le falta algo: el quiosco de Charly.