Es un sacerdote poco común, de eso no queda duda desde que se cruzan dos palabras con él. Es su primer año al frente de la organización de las celebraciones en honor a la Virgen de Candelaria como rector de la basílica y el padre Daniel López reconoce que es una "gran responsabilidad", pero insiste en que está preparado para ella, entre otras cosas porque ha decidido seguir la labor de su antecesor: el padre Mendoza.

"La marcha atlética, los bomberos de no sé dónde, un grupo de peregrinos de más allá... Son muchos los que vienen y a todos hay que atenderlos adecuadamente, así que la organización es importante. Me preguntan que si no será demasiado para mí y yo digo que esto es como una gran cadena en el que cada eslabón tiene su función; si todo lo cargamos en un eslabón, saltará, pero si el coordinador se encarga de echar aceite para que todo vaya bien, y como cada uno sabe su tarea, no hay problema. El único nuevo soy yo, porque aunque llevo aquí siete años, nunca he sido coordinador", explicaba ayer en mitad de una exhausta jornada de trabajo, ya que las personas de mayor edad o con dificultades de movilidad suelen acudir a Candelaria antes del día 15 y casi todas piden hablar con él aunque sea solo para saludarle.

"Las razones del peregrinaje son muy diversas y todas válidas, pero me da pena ver a las personas en sillas de ruedas que no pueden disfrutar de nada y su familia tampoco el día 15, así que les atiendo encantados cuando vienen antes", detalla.

Y es que el padre Daniel no está de acuerdo con que el fervor se demuestra sufriendo.

"Cuando yo vivía en América, vine una vez a Tenerife y coincidió con esta celebración y fui por la curiosidad. Pues a la hora ya estaba harto de sol, trajes folclóricos, y del Virgen de Candelaria la más bonita la más morena, porque a las cuatro de la tarde hay que tener coraje para sentarse ahí. Así que este año nada de sufrimiento, que las cuatro de la tarde es la hora de la siesta, y la ofrenda será el sábado y a la seis", detalla, antes de explicar que el cambio de día lo propuso el Ayuntamiento de Candelaria y fue muy bien recibido.

Preguntado por si la celebración se está convirtiendo en una fiesta que poco tiene que ver con la devoción a la Virgen, el sacerdote admite que "muchos peregrinos más que ir contentos van con tintos y entran en la iglesia de cualquier manera".

"No es el momento de llamarles la atención ni de hacerles ver que no están adecuadamente vestidos, pero es curioso como muchos dejan a un amigo en la puerta con el vaso de ron, entran ven a la virgen y vuelven a por el vaso. Nos hemos planteado contratar a un grupo de seguridad, porque la iglesia está abierta toda la noche y cuando uno bebe no se pone agresivo, pero hay que mantener el orden porque meten a los perros y eso no puede ser. Una cosa es hacerlo en El Socorro donde la ermita es pequeñita y se hace casi todo en la calle que aquí, donde se llena la basílica", declaró ayer.

Y en su memoria y en la de todos los creyentes el desaparecido padre Mendoza que durante tantos años fue rector de la basílica.

"Es difícil ser su sucesor, por eso lo que he dicho es que se haga todo igual que se hacía. No se puede llegar y cambiarlo todo, sobre todo si funciona bien, de todas maneras estoy convencido de que el padre Mendoza se lo está pasando chupi allá arriba con la madre. Los dos están de celebración allí arriba".