1.- Próximo mi libro "Todos los magos son del Barça", les comentaré que hay dos palabras que el mago adora. No sabe lo que significan, pero las adora. Una de ellas es "obsoleto". Ya les conté que en el bar "Guaydil", en Güímar, el bar de mi amigo , estaba yo un día mandándome un cafileche y un donut cuando un parroquiano que se encontraba apalancado al fondo de la barra, ante la tardanza de en decirle cuánto le debía, le gritó, a pleno pulmón: "¡, dime cuánto es; no seas obsoleto!". Evidentemente, el mago no sabía el significado de la palabra "obsoleto" y la asimiló a lento. Y no. Pero esta voz al rural le entusiasma y la larga a las primeras de cambio: "Este dulce está obsoleto" (por rancio); "este cortado está obsoleto" (por frío); "este helado está obsoleto" (por derretido). La palabra ha sido adoptada por el velillo con el amor que se profesa a un hijo y hace encaje de bolillos con ella: "El Barcelona le va a ganar al Real Madrid, que está obsoleto". Y así. Porque ya saben ustedes, y si no se lo digo yo a la concurrencia, que todos los magos son del Barcelona.

2.- Otra de las palabras que el mago vomita habitualmente es "tergiversar". Pero la pronuncia siempre como "tragiversar". No sólo el mago sino que he escuchado a locutores y locutoras de televisión, a miembros de bandas musicales y a artistas en general decir "tragiversar". A fuerza de esto, como ocurrió con "evento" (que ya es cualquier cosa), o como la expresión "en olor (por loor) de multitud", acabará siendo adoptada por la Academia de la Lengua, que es tremendamente sensible -yo creo que más de la cuenta- a la presión popular: "toballa", por ejemplo, ha sido aceptada sin ningún pudor. Es decir, habla mal y acertarás.

3.- Ustedes ya conocen que el mago es una persona osada. Y cree que lo que él hace, y naturalmente lo que escribe, es lo que está bien. Así que no se molesten en corregirlo porque no le hará ningún caso. Si él escribe "harvejas", la Academia acabará bendiciendo la voz antes de que él corrija lo que ha escrito. Si el mago pone en la pizarra de su guachinche "bistel", el tradicional bistec se convertirá, más pronto que tarde, en "bistel". Lo de "toballa" no tiene nombre. Y qué decir de "almóndiga", igualmente aceptada. Es para cagarse en la Academia que ya no limpia, ni fija nada, ni da esplendor. Lo de la "almóndiga" ha sido un homenaje al mago.

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