El Rastro de Santa Cruz de Tenerife ha evolucionado, cambiado y crecido desde sus inicios. La nueva ordenanza que regula su actividad viene a ordenarlo, pero algunos dicen que lo que hará es exterminarlo.

El problema está en el artículo 8 de dicha ordenanza en la que se enumeran los requisitos generales para vender en el Rastro. En concreto, en los puntos que dicen que hay que "estar dados de alta en el régimen de la Seguridad Social que les corresponda" y también en el epígrafe correspondiente del "Impuesto de Actividades Económicas y al corriente del pago". La traducción de esto es que todos los vendedores deben estar dados de alta como autónomos o no podrán vender en el Rastro.

María, una de las vendedoras que prefiere mantenerse en el anonimato, dice que esto no es asumible para muchos de los puesteros.

"No es el mejor momento", confiesa, para añadir que hubiera sido mejor que dejaran abierta una puerta para instaurarlo en el futuro, "como han hecho con la tasa de basura".

María explica que ha preguntado y que las tarifas de autónomos no son asumibles. "El primer año hay una especie de tarifa plana de 50 y pico euros al mes durante los primeros seis meses y ciento y pico los otros seis. Pero después te quedas con una tarifa de cerca de 270 euros al mes", explica.

Esta vendedora, que lleva 15 años en El Rastro, explica que ya ha presentado escritos al ayuntamiento para que reciban al colectivo de afectados y explicarles su situación. También está recogiendo firmas entre "vendedores y simpatizantes de El Rastro", aunque muchos no quieren firmar porque "tienen miedo". "Sobre todo del colectivo gitano", dice, para añadir que "de cualquier forma tienen el puesto perdido con esta ordenanza".

José Carmona es gitano, vendedor de El Rastro y tampoco está de acuerdo con que se les exija darse de alta como autónomos. "Yo no tengo problema porque tengo una tienda, pero perjudica a los que menos tienen", dice. Carmona explica que "hay gente que no tiene sustento y viene a buscarse la vida a El Rastro porque no le queda otra".

Con la nueva ordenanza, él se pregunta "qué va a pasar con los sinpapeles", que no pueden darse de alta porque ni si quiera pueden legalmente estar viviendo en España.

Otros requisitos de la ordenanza, como el poseer un seguro de responsabilidad civil, son más asumibles y necesarios, considera María.

La historia de El Rastro

El Rastro comenzó en La Rambla, a la altura de Hospiten Rambla en los años 80. Fue impulsado por la toscalera asociación de vecinos Corazón y Vida y allí se vendía todo aquello que ya no se usaba en una casa (libros, menaje...). La actividad creció tanto que el ayuntamiento decidió trasladar su actividad a la avenida Francisco La Roche, frente al monumento a Franco. De nuevo, El Rastro volvió a crecer por encima de las expectativas de los gobernantes, por lo que decidieron llevarlo a su ubicación actual, en el barrio de El Cabo, hace cerca de 15 años. El paso ahora es terminar de regularlo con la ordenanza publicada el pasado 3 de julio en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP). El requisito de los autónomos, no obstante, puede ser el principio del fin de El Rastro de antaño.