Concha ha pasado 57 de sus 85 años en una vivienda de la urbanización 25 de Julio de Salud Alto. Un detalle: ni esta, ni prácticamente ninguna de las miles de casas de la promoción, primero VPO y luego en propiedad, tiene ascensor. Para esta chicharrera, que pasó su infancia y juventud en Valle de Guerra, aunque se siente "muy de Santa Cruz", lo que era un inconveniente se ha convertido en condena con la edad y los problemas de vértigo que han afectado a su movilidad.

EL DÍA visitó a Concepción Mendoza Ramos en un buen momento, cuando su dolencia le permitía moverse algo. Aprovechó para bajar las escaleras junto a su hija Conchi y Yaiza, la joven vecina. Vive en un segundo, pero realmente es un tercero con el bajo. Una prisión para quien ya se ha caído alguna vez para rodar hasta el descansillo. Además, la cosa se complica cuando cae enferma, algo frecuente en los últimos tiempos. Entonces no queda otra opción que llamar una ambulancia.

Yaiza, tercera generación en la vivienda tras su madre y su abuela, asegura: "Tengo dos niñas, de 5 y 3 años. Me he caído dos veces, una estando embarazada. Por no hablar de cada vez que tengo que bajar o subir con el cochecito y las bolsas de la compra. Es un sufrimiento. La escaleras cada vez están más desgastadas y personas como Concha ya no pueden bajar o subir solas".

Conchi Pérez, uno de los tres hijos, explica: "Estas viviendas tienen más de 50 años, porque yo tenía seis cuando llegué. Ni 25 de Julio ni las Mil Viviendas, hechas en dos fases y más recientes, tienen ascensor. La población, unas 3.000 personas, está cada vez más envejecida y hace falta afrontar un problema que va a más".

"El de mi madre, añade, es solo un caso, pero hay cientos de personas solas con problemas y no digamos nada si sufren una caída y se rompen la cadera o alguna articulación". Afirma que "nos prometieron que después de la Cuesta Piedra la siguiente reposición se haría en 25 de Julio. Pero el proceso se ha dilatado y se mantiene este arresto domiciliario".

"La mayoría de los vecinos, añade, no tienen dinero para afrontar la rehabilitación de las fachadas, muy deterioradas, ni para la comunidad y el mantenimiento". Apunta el ejemplo de La Verdellada en La Laguna: "Allí se han colocado pequeños ascensores por fuera de los edificios. Aquí hay espacio de sobra para eso".

Conchi ahonda en la problemática del barrio: "El ayuntamiento establece que La Salud es de clase media pero eso no es real. La gente era mileurista, pero ha perdido el trabajo o lo ha visto reducido a un contrato por horas. Eso le obliga a acudir a los servicios sociales, pero no quiere que se sepa por vergüenza. La UTS está llena y sus trabajadoras no pueden más ante la gran demanda".