La Casa de los Soler o del Marqués es mucho más que un viejo caserón a un lado de la plaza de Vilaflor. Es un símbolo histórico, del poder obtenido por los colonizadores, de los abusos de la aristocracia, de los ataques de los chasneros hacia quien se sentía todopoderoso y del ascenso de la burguesía agraria del Sur. Dentro de sus paredes estuvo el cadáver del marqués, que fue asesinado por 12 vecinos que le tendieron una emboscada para dispararle con arcabuces y por cuya muerte nunca se procesó a nadie.

Cruzar el gran portón y entrar en sus dependencias es acercarse a ese pasado de gloria, crueldad y prosperidad no siempre bien conocido. El edificio, como lo conocemos hoy, data del siglo XVII, aunque, evidentemente, sus propietarios lo mejoraron en siglos posteriores, según afirma Nelson Díaz Frías en su libro "Historia de Vilaflor de Chasna". Desde esta casona solariega se controlaba la propiedad de buena parte de las tierras de Vilaflor, Arona, San Miguel o Granadilla. Y, de hecho, esta vivienda se considera la construcción civil más importante de todo el Sur de Tenerife. Desde el interior, la casa se distribuye en torno a un patio interior de frutales y una gigantesca magnolia. En la planta baja existe un cuarto de aperos y una bodega con grandes barricas. La cocina sorprende por su amplitud y la gran chimenea, en la que hay dos hornos y otros tantos fogales. Aún se aprecia en el suelo dónde estaba el "hogar" o el espacio sin empedrar en el que se cocinaba sobre varias piedras o teniques. Al lado de la cocina se encuentra un gran depósito con cajas y barricas. Junto a la cocina se accede, en primer lugar, al cuarto del servicio, que incluye un baño, y, posteriormente, a la zona noble, constituida por un gran salón-comedor y una amplia habitación con vistas privilegiadas a la plaza. En la planta alta, coincidiendo con el gran corredor cuyas ventanas se aprecian desde el exterior existen tres habitaciones de amplias dimensiones. Y el corredor también permite el acceso a un granero de gran tamaño. Desde el patio interior se cruza una tapia y se accede a lo que fueron las caballerizas y una casa más pequeña para medianeros. Imponente resulta el lagar, que tiene una cara tallada en su parte superior. Desde ahí se entra en la no menos importante "Huerta Grande" una finca agraria, hoy dividida en dos propiedades, que, por su abundancia de agua era un auténtico vergel por el que corría el agua todos los meses del año. En total, la vivienda principal, la secundaria, los patios, las caballerizas, las cuadras y los cuartos de aperos, la superficie llega a los 1.900 metros cuadrados. Y, sin contar, por supuesto, la parte de los terrenos de la Huerta Grande.

Tras el asesinato en 1840 del VII marqués de la Fuente de Las Palmas, Alonso Chirino del Hoyo, la casona y la Huerta Grande siguieron en poder de su familia hasta 1899, cuando fueron compradas por Tomás Bello Gómez.

La casa está en venta y a la espera de una rehabilitación

La finca pertenece hoy a Juan Manuel Gimeno Bello, biznieto de Tomás Bello Gómez, que accedió amablemente a mostrar la casa y sus alrededores. A pesar del valor que tiene para Vilaflor y Tenerife, ni el Ayuntamiento ni el Cabildo están en disposición de comprarla; hay otras prioridades. La incertidumbre con este bien también existe con otros inmuebles claves en la historia insular, ya que no se llega a acuerdos para su venta y posterior rehabilitación, para que vecinos y turistas puedan disfrutarlos. En la actualidad, la finca está en venta, "a la espera de que la persona adecuada afronte su rehabilitación de acuerdo a la importancia histórica que tiene y por el bien de la vivienda, del entorno y de todo el municipio de Vilaflor", según Gimeno Bello.