1.- En mi nuevo libro sobre el mago, en elaboración, hablo del cariño grande que este elemento tiene por el palé. Hasta el punto de que los almacena por fuera de su casa, sin un fin definido. Pero los palés que encuentra por ahí, y que rescata, le sirven para construir primorosas conejeras y para vallar un camino de propietario incierto, para tapar un hoyo inesperado y para almacenar cosas. Lo mismo ocurre con la bobina de cable de Unelco que la compañía abandona en esas medianías. Material muy apreciado por el elemento rural ya que con esa bobina construye primorosamente, incluso barnizándola, una mesa para el patio. La escasez de antañazo, que ahora se ha renovado con la crisis brutal que padecemos todavía, convirtió al mago en un superviviente, que lo aprovecha todo. Por eso guarda tantas cosas en el salón, entierra neveras viejas y colecciona bidones de Texaco: por si en el futuro le sirven para algo.

El mago lo guarda todo: un cono que ha visto por fuera de una obra, una valla plástica de policía que el ayuntamiento no ha retirado, sacos de azúcar vacíos, cualquier cosa que él crea útil, que es casi todo lo que encuentra o se mama, como los carritos del supermercado, un tesoro. Es un chatarrero frustrado y, en su confusión eterna, cree que esas cosas le van a servir en el futuro. Y lo arregla todo con un clavo, un martillo y una radial, con la que provoca los incendios forestales a causa de las chispas. La mayoría de los incendios de esos altos los origina el mago con la radial loca. Siente, además, un gran amor por las ferreterías. Está todo el día metido en una de ellas.

3.- Estas historias, y muchas más, se contienen en el libro "Todos los magos son del Barça", ya digo que en elaboración, que aparecerá en el mes de octubre. Vuelvo a las andadas con el tema, yo creo que por última vez porque el anecdotario se agota. Las fotos que se incluyen en el volumen son increíbles y tengo que agradecer a las personas que me han enviado algunas de ellas su generosa colaboración. Todos los magos son aficionados al F.C. Barcelona. Si no, hagan una encuesta en esos altos. Junto a un tipo destripado en Irak o un porteador negro en los reportajes de la National Greographic hay siempre un indocumentado con la camiseta del Barça. Se han cargado estos culés el paisaje mundial.

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