En cuatro días interpretará por primera vez en Europa el rol de Alfredo Germont, el atormentado protagonista de "La Traviata" (Giuseppe Verdi). El tinerfeño Celso Albelo regresa a La Coruña, un enclave crucial en su carrera operística, con una paternidad recién estrenada.

"Uno trata de poner algo de equilibrio entre una carrera profesional y la familia, pero eso es algo que no se aprende en un conservatorio", precisa un tenor lírico que fue ovacionado en la Guangzhou Opera House de Cantón (China) por la ejecución de este papel. "Ser padre implica un sacrificio; yo estoy dispuesto a renunciar a cosas que están asociadas con mi profesión para disfrutar al máximo esta experiencia", precisa en el transcurso de una conversación telefónica que se desarrolla mientras pasea a su bebé cerca del litoral de Riazor.

¿Cómo está viviendo las vísperas de este estreno?

Este es un papel que llevo trabajando desde hace mucho tiempo, pero aquí se unen dos factores especiales: es la primera vez que me presento como Alfredo Germont en Europa y, además, lo interpreto en una ciudad que me genera unos recuerdos maravillosos porque aquí empezó todo. Es un personaje complicado, no solo desde el punto de vista operístico, sino por la enorme presencia que tiene en el escenario. Lo importante es conocer bien tu voz; saber identificar sus colores para medir cuándo estás listo para asumir un nuevo reto.

¿En la ópera actual se están forzando muchos papeles sin tener la maduración adecuada?

Esa es una decisión personal que solo puede responder aquel que entra en un rol sin estar preparado para ello. En la ópera no es bueno dar un paso más allá de tu propia zancada... Arriesgar para ampliar un repertorio no es un error si se toman en consideración todos los factores que implican dar ese salto hacia delante.

¿Y usted no tendría problemas en deshacer uno de esos pasos si percibe que aún no está preparado?

Suelo medir bien mis decisiones, pero no tengo motivos para creerme más de lo que soy; sigo teniendo los pies en el suelo y algo de buena suerte.

Pero solo con "algo de suerte" no se logra una carrera que ya sido muy premiada...

Está el trabajo y el amor por lo que hago, pero ganar premios no ha conseguido nublar mi presente. Eso sí, uno agradece todo lo que viene y se ilusiona por lo que está por llegar.

Hablando de ilusión, ¿cuando echa la mirada atrás se ve reflejado en su hermano?

Siempre he dicho que en mi familia la voz la tiene él... Badel se lo merece todo. El mundo de la ópera es muy complejo, pero lo tiene todo para ser un gran intérprete.

Lo que no ofrece escasas dudas es el brillante presente que viven los solistas isleños, ¿no?

Tirar de etiquetas siempre es muy complicado en el sentido de que si nos ponemos a buscarlas existen tantas como queramos. Generación de oro, el sustituto de, una voz como... Yo creo que todo esto es una consecuencia de un trabajo bien hecho y la ilusión de una generación. El recuerdo perpetuo de Kraus es inamovible y por detrás venimos un grupo de intérpretes que estamos desarrollando unas carreras internacionales, pero no deja de ser curioso que en un territorio tan pequeñito se concentre tanto talento.

¿Ese hipotético "partido" es una goleada de las voces canarias?

Si no es una goleada, ganamos los dos partidos... El de ida y el de vuelta (sonríe).

¿Tiene la sensación de que en estos momentos existe mucha más competencia si lo comparamos con un ciclo en el que Alfredo Kraus era intocable?

Eso es como querer mirar una obra de arte fuera de su contexto histórico. Muchas veces, desde mi punto de vista, eso no tiene sentido porque obviamente él marcó una época y continúa siendo un gran referente para todos nosotros. Cada carrera es distinta. No hay ni mejores ni peores; son diferentes y ahora nos toca disfrutar de este momento.

¿Le quedan muchos retos por cumplir?

Muchísimos... Hay sueños que rozan lo imposible que espero convertir en realidad en los próximos años. En un futuro más o menos cercano me gustaría interpretar "Werther" o "Fausto". En cuanto a los lugares en los que he cantado la verdad es que no me puedo quejar porque he estado en los mejores teatros y únicamente me falta el Metropolitan Opera de Nueva York, pero cantaré allí en enero o febrero de 2016.

Los familiares sí se han ampliado recientemente con el nacimiento de su primer hijo.

Su llegada está condicionando mi estado emocional para bien. Uno trata de poner algo de equilibrio entre una carrera profesional y la familia, pero eso es algo que no se aprende en un conservatorio. Obviamente en esa balanza pesa mucho más la familia. En ese sentido, yo estoy dispuesto a renunciar a cosas que están asociadas con mi profesión para disfrutar al máximo esta experiencia.

¿Será un bebé viajero?

Vendrá con nosotros hasta que llegue el momento de la guarde y el cole... Quiero que mi hijo crezca conociendo el valor que tiene vivir en una tierra como Canarias. Me gustaría que se impregnara de ese sentimiento tan particular antes de que él decida por dónde quiere dirigir sus estudios. Es importante afianzar sus raíces.