Min era un mal estudiante, pero a los que triunfan muchas veces les vale de poco haber estudiado. Yo lo recomiendo, pero no es vinculante. es el dueño de una tasquita ("La Tasquita de "), junto al muelle del Puerto de la Cruz, que ha sido ponderada ya alguna vez aquí. Su madre lo puso Benjamín, vaya usted a saber por qué. Y él era locura por su madre, a la que cuidó y mimó hasta que murió. Sus orígenes hay que buscarlos en el viejo San Telmo, en un chiringuito en el que servía lapas como soles y un pescado cogido el mismo día, no sé si en Icod o en el Puerto. se tiene camelados a los pescadores de Icod, una zona en la que el producto del mar engrandece su sabor. El Puerto de la Cruz ha perdido casi todas sus esencias. Se ha hecho viejo y encachazado porque las construcciones de los 60-70 no tienen valor estético y cuando uno pone los pies en el pueblo, pisa viejo y destartalado. Pero quedan rincones y contradicciones. Rincones como éste de , fantásticos, con una calidad garantizada. Y contradicciones como restaurantes peruanos que sirven comida canaria, seguramente sabrosa, pero entonces, ¿y el nombre? El Puerto se nos ha ido de vareta, pero lo que queda se agradece. El otro día, por mi cumpleaños, me regaló una barca tradicional portuense, como la "San Ramón" o la desaparecida "Marina", pero bautizada con mi nombre y en pequeño, para exhibirla en mi despacho. Yo había tenido otra, pero se me quedó en un matrimonio anterior y él tuvo la delicadeza de restituirla. Una belleza. Hace años yo le regalé un navío fenicio, me parece, dentro de una urna, que mi amigo mantiene expuesto en su restaurante, que ha sido distinguido por el Cabildo de Tenerife como uno de los sitios a los que uno puede ir a almorzar o a cenar con plenas garantías. Y Mercedes, su mujer, hace un mojo que es el mejor del mundo, el mojo rojo. Yo me lo como con todo: con la carne, con el pescado. No se lo echo al postre para no abusar. Lo tengo en la nevera y tiro de él a cada momento. Y a los godos les encanta. La gastronomía canaria puede ser pobre, pero es también muy honrada. El pescado de mil formas distintas que cocina la esposa de hace las delicias de todo el mundo. De ahí su éxito. Hasta tiene un turno dominguero para diabéticos. No sabe nada Benjamín, portuense de pro, que quiso regir un día el municipal "Bar Dinámico", pero el concurso lo ganaron otros. Este lance lo tiene clavado en el alma. El "Dinámico" es como un santuario para los portuenses desde que el médico Cobiella, el escritor Castañeda y otros lo rescataron de sus cenizas, hace tropecientos años, para tomarse los cafés y hacer tertulias. Luego Sotomayor lo hizo grande. Yo me acuerdo del kiosco viejo y parece que estoy viendo y escuchando a aquellos portuenses muy serios, sentados en torno a una mesa y hablando de lo divino y de lo humano. , cuando termina la jornada, se va al muelle a fumarse un puro y a ver llegar las barcas: "Esta noche no salieron sino dos", me dice, "porque la mar no estaba buena". Ese muelle es muy traicionero y cuando hay arrastre la entrada es mortal. Parece que no, pero es mortal. Ha dejado atrás algunas vidas. Nacido en lo más profundo de La Ranilla, fue un niño pobre y ahora es un hombre de existencia holgada y lo será para siempre porque es una hormiga. Quien conoció la penuria no ejercita el dispendio. Y hace bien. Cuando le regalo una botella de "Buchanan´s" de 18 años, se la lleva para su casa: "¡Leche la dejo aquí para que alguien se la mame!". Ese whisky es néctar de dioses. El otro día me regaló una mi amigo Nicolás, traída de Venezuela, naturalmente, y la guardo como oro en paño para una gran ocasión. A lo mejor me la tomo con , en un mano a mano, cuando se vayan los clientes. Hoy, domingo, como siempre, mi amigo se irá a la punta del muelle a fumarse un puro y a ver llegar a los pescadores, si es que han salido. Y a contemplar cómo los niñatos destrozan las motos de agua y hacen piruetas sobre las olas. Pero ya habrá dado de comer a media humanidad su rico pescado fresco, lerén. Incluidos los diabéticos.