Los innumerables avances que ha experimentado la medicina en las últimas décadas han hecho que hoy en día se vean como habituales tratamientos que a principios del siglo XX no se llegaban ni a imaginar. Una de las especialidades que ha vivido y podido crecer junto al extraordinario avance de la tecnología biomédica es sin lugar a dudas la Cardiología y, dentro de ella, la Hemodinámica y la Cardiología Intervencionista.

El cardiólogo intervencionista de Quirón Tenerife el doctor Francisco Bosa explica que la hemodinámica se encarga del estudio anatómico y funcional del corazón mediante la introducción de finos catéteres por las arterias de la ingle (femoral) o del antebrazo (radial). Estos tubos flexibles son guiados por fluoroscopia (imágenes radiológicas) a través de las arterias hasta el corazón y una vez allí permiten la inyección de un contraste radiológico que hace visible todo el árbol coronario y las cavidades cardíacas.

De esta forma, los especialistas logran una visión clara y nítida de las arterias coronarias, de las diferentes cavidades cardiacas, así como de la aorta y de la circulación pulmonar; lo que les permite llegar a un diagnóstico exacto de las enfermedades que afectan al corazón y poder así proponer su tratamiento percutáneo o quirúrgico.

"Estos estudios permiten diagnosticar y tratar la mayoría de las enfermedades que afectan al sistema cardiovascular, como el infarto agudo de miocardio, la angina de pecho, las patologías valvulares cardiacas y las dolencias congénitas del corazón y de los grandes vasos", señala el doctor Bosa, para luego indicar que "el imparable avance de los procedimientos y técnicas intervencionistas está logrando reducir el número de operaciones a corazón abierto".

"No podemos decir que vaya a desaparecer la cirugía cardíaca en un futuro cercano porque siempre habrá patologías que se van a tener que intervenir quirúrgicamente, pero lo que sí es verdad es que cada vez se operan menos pacientes porque sus dolencias se pueden solucionar por procedimientos hemodinámicos intervencionistas", subraya el especialista.

El cardiólogo intervencionista afirma que en la actualidad hay muchos tratamientos que se realizan de forma percutánea, esto es, a través de la piel, como puede ser la colocación de un stent coronario (prótesis vascular que se utiliza para desobstruir las arterias y mantenerlas abiertas para permitir la circulación normal de la sangre) o una valvuloplastia (intervención por la que se reparan o se sustituyen las válvulas del corazón), entre otras. No obstante, señala que entre éstos el tratamiento más habitual es la angioplastia coronaria, con o sin implante de stent.

Entre los procedimientos diagnósticos, el más frecuente en las salas de hemodinámica es el estudio coronario; tanto en aquellos pacientes que tienen una patología coronaria conocida, cuya evolución se quiere analizar, como en aquellos en que se quiere descartar su existencia.

Este tipo de técnicas permiten tratar algunas patologías cardiacas en el mismo momento en que se diagnostican y, al ser mínimamente invasivas, reducen los riesgos para el paciente y permiten una recuperación mucho más rápida de la que se produciría si la intervención tuviera lugar con cirugía abierta. De hecho, la principal ventaja de estos procedimientos, según destaca el doctor Bosa, es que evita la apertura quirúrgica del tórax y con ella la mayor parte de las complicaciones de este tipo de cirugía.

Como la enfermedad coronaria no es estable, sino que evoluciona a lo largo de los años, otra gran ventaja de la cardiología intervencionista es que los pacientes pueden ser sometidos a este tipo de intervención percutánea las veces que sea necesario a lo largo de su vida. "Si operamos a un enfermo con 50 años y le ponemos dos o tres bypass, con el paso del tiempo puede desarrollar enfermedad en estos puentes o en otras arterias, por lo que requerirá un nuevo procedimiento revascularizador. La segunda cirugía es mucho más dificultosa y problemática, pero los pacientes pueden ser sometidos a sucesivas angioplastias percutáneas", indica el doctor Francisco Bosa.

En su opinión, la tercera gran ventaja de la cardiología intervencionista, está relacionada con la evolución que están experimentando los stent. Hasta ahora se han utilizado mayoritariamente estructuras metálicas, parecidas al muelle de un bolígrafo, que una vez colocadas permanecen ahí toda la vida del paciente. Sin embargo, en la actualidad se están empezando a utilizar unos stent reabsorbibles que se disuelven por completo al cabo de los dos años. Esto permite que la arteria recupere su forma y funcionalidad, lo que supone un gran avance en el tratamiento de las obstrucciones coronarias con stent.

"El avance tecnológico es imparable y cada vez nos permite enfrentarnos a patologías que antes ni soñábamos que se podían tratar de forma percutánea, como implantar una válvula aórtica; pero no sólo resolvemos de esta manera problemas de la válvula aórtica, sino también de la mitral, tanto para normalizar su funcionamiento, como, incluso, para sustituirla", concluye el doctor Bosa.