El batería Alfredo Llanos disfrutó múltiples experiencias con José Pedro Pérez desde que coincidieron por primera vez en la Escuela de Luis Vecchio. "Se fue demasiado rápido y nos cogió a todos en fuera de juego", lamenta el amigo que durante casi siete años compartió destacados episodios de la escena musical más reciente del Archipiélago. "No paraba la pata y se atrevía con todo", elogia.

Todas las sensibilidades que existen alrededor de este gran homenaje justifican la necesidad de hacer algo importante en el Auditorio por José Pedro Pérez, ¿no?

Más que un homenaje, esto va a acabar con una fiesta en la que se van a encontrar muchos amigos. Desde algún lugar él se va a dar cuenta de la magnitud real del músico y de la persona. A José se le quiere y respeta por todo lo que nos transmitió. Su legado es historia de la música en Canarias.

Imagino que no debe resultar nada fácil quedarse con un único recuerdo de él.

Fueron muchísimos años compartiendo trabajos, esfuerzos y también unas cuantas risas... Yo soy media generación más viejo, pero ambos coincidimos en la primera escuela de música moderna que hubo aquí, que fue la de Luis Vecchio, y desde allí se proyectó Jazz Borondón. A partir de ahí vivimos varias etapas con Mbalax y Arístides Moreno hasta que nos tuvimos que empezar a buscar la vida con la docencia y, por lo tanto. los encuentros se hicieron más esporádicos. Él, por ejemplo, durante un tiempo se instaló en Madrid... José Pedro no paraba la pata y se atrevía con todo.

¿Eso, la ausencia de riesgo creativo, es lo que más exaltan los que trabajaron codo con codo con el maestro?

Arriesgado, innovador y con un montón de proyectos en la cabeza que siempre, de una manera u otra, lograba sacar adelante. Tenía un sentido especial para saber lo que podía funcionar aunque nadie apostara por ello en el instante en el que lo explicaba por primera vez. José Pedro era un buscador nato de sonidos.

¿Buscar permanentemente el más difícil todavía, lo casi imposible, es otro de los valores que más acentúan sus amistades?

Pero no solo estaba el músico, que era un fuera de serie, sino la persona. José Pedro se preocupaba por generar buen rollo y maquinaba ideas increíbles... Incluso llegó a fomentar talleres de percusión en África y Brasil en lugares en los que no había instrumentos y estos fueron fabricados con materiales reciclados. Toda la fusión de estilos que fue capaz de crear en torno a la percusión, empleando elementos de distinta procedencia geográfica, tenía una razón de ser cuando escuchabas el resultado final de una de sus creaciones.

¿Esa "ensalada" de sonidos es decisiva a la hora de poder construir la hoja de ruta de un percusionista?

Él podía haberse puesto unos límites y quedarse con unas congas y un bongó, pero fue más allá porque sentía atracción por los sonidos. Yo estoy más limitado por mi condición de batería, pero a José no le importaba entrar en espacios complicados porque normalmente terminaba aportando una solución.

¿Se pueden controlar las emociones de una cita tan especial?

Los ensayos están ayudando a rebajar esa emotividad, pero seguro que van a estar en el Auditorio. Es imposible hacer algo como esto sin esas emociones.