Tegueste revivió una nueva edición de la representación de La Librea, una teatralización de la que pudieron disfrutar durante dos horas y media más de 3.000 personas congregadas en la plaza de San Marcos y alrededores.

Caminantes, barcos tirados por bueyes, la Danza de las Flores, milicia, parrandas en directo, luchadores, burros y caballos con sus respectivos arrieros, cabras y sus pastores, amén de cientos de figurantes protagonizaron la primera parte de la escenificación.

El cuadro de veneración y el himno a la Virgen de Los Remedios llenaron de sentimiento el recinto central, para dar paso a los barcos, la danza de las flores y la milicia. La promesa de rendir culto a la venerada imagen fue la escena previa al ataque y la batalla entre los Barcos y el Castillo, que la milicia defendió hasta vencer.

La quema de los barcos, escenificada con fuegos artificiales supuso el momento más emotivo de la velada etnográfica de Tegueste. El himno de Nuestra Señora de Los Remedios volvió a sonar al cierre de esta espectacular representación, para acompañar a la Patrona hasta su entrada en la Iglesia de San Marcos Evangelista, custodiada por la milicia.

En la escenificación siempre hubo elementos como la bienvenida a la plaza a los barcos que representan los diferentes núcleos de población del municipio, los guachinches y ventorrillos, la cesión del mando que, durante la fiesta, el alcalde hace al capitán, las danza y música folclórica, la luchada que se hacía por la tarde, las promesas a la virgen, las loas los bailes.... y como no lo que en esencia era la Librea de Tegueste: La Procesión y la Batalla una mezcla de acto manifestación religiosa e histórica de agradecimiento a Nuestra Señora de Los Remedios.

Bajo la dirección de Miguel Ángel Hernández más de 600 personas escenificaron un día de fiesta ambientado en el Tegueste de 1850 en el que, además de una muestra de las costumbres y tradiciones de la época, se llevaron a cabo diversas teatralizaciones.

Una tradición que Tegueste y sus gentes viven cada año renovando su compromiso de mantener viva la tradición enriqueciéndola en la medida de lo posible.