Director desde hace un lustro del Seminario de Tenerife, Juan Pedro Rivero afrontará este año un nuevo reto: predicar el Quinario de las Fiestas del Cristo. "Hay muchas cosas que decir", advierte.

Predicará el Quinario este año. Reto, ilusión, responsabilidad...

Parece que sí, que este año nos toca prestar este servicio. Y, ciertamente, un poco de todo: ilusión, responsabilidad, cierto temor porque es un reto significativo. Pero más confianza que temor. Hay muchas cosas que decir, e intentaremos que las reflexiones del quinario sean tan sencillas como elocuentes. Espero que sepan perdonarme los fallos...

¿Siente que ha roto una tradición que duraba ya unos años? (que fueran obispos, cardenales...)

En las últimas décadas han sido obispos los encargados de predicar el quinario de preparación a las fiestas del Cristo. Pero en sus orígenes hubo muchos padres dominicos y sacerdotes diocesanos a quienes se les encomendó. Estas tradiciones no importa que se rompan, no son fundamentales...

¿Sobre qué predicará el Quinario?

He querido centrarme en la novedad del papa Francisco en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium con la que nos ha sorprendido recientemente. Hay un número del documento en el que nos hace una invitación a todos: dejarnos encontrar por Cristo. En torno a esa invitación girarán las cinco reflexiones del Quinario.

¿Con qué se contentaría? ¿Con conseguir alguna reflexión o conseguir el regreso de algún feligrés?

Me contentaría con que cualquier persona, sea creyente o no lo sea, en cualquier situación en la que se encuentre, cualquiera, tenga la valentía de dejarle a Cristo la posibilidad de entrar en su vida. No se trata de predicarnos, o predicar sobre ideas... lo importante es encontrarnos con Cristo. Y eso es posible. Y esa experiencia salva. El resto lo hace Él.

¿Tiene la sensación de que solo se mira para casa cuando hay necesidad?

Sería mejor decir que se inaugura una tradición en lugar de que se cambia. En casa hay mucha riqueza. Es cierto que, a veces, los isleños solemos tener un inadecuado complejo de inferioridad. Pero no creo que el motivo de que hayan mirado para casa sea la necesidad o carencia.

¿Considera que la Fiesta del Cristo ha perdido la importancia que tenía antes?

No sé valorar ni comparar. Si sé que, socialmentente, la Fiesta del Cristo de La Laguna tiene una relevancia alta. También es cierto que la oferta festiva actualmente es muy plural y diversificada a lo largo del año. Pero la imagen de Jesús que se conserva en el Santuario del Cristo tiene mucha devoción entre los canarios, los laguneros en particular, y es muy visitada a lo largo del año.

¿Se debe eso a una crisis de fe o a la propia evolución de la sociedad?

Hay un poco de todo. Le damos poca importancia a la dimensión espiritual de nuestra vida. Nos solemos contentar con tener las necesidades materiales básicas cubiertas. Y el ser humano siempre tendrá sed de trascendencia. Hay mucha gente que tiene de todo y no es feliz. Eso es no tener nada. Despertar la fe es una oportunidad.

¿Qué introduciría en estas fiestas para fomentar la participación de la gente, sobre todo joven?

Este año se ha hecho un esfuerzo en favorecer la participación. Pero es un esfuerzo que no siempre corresponde con las demandas. Hay poco participación en acciones comunes, sean festivas o no. Se debe potenciar la participación ciudadana. No nos debemos acostumbrar a que nos lo den todo hecho.

¿Se ha impuesto la parte festiva a la religiosa?

Parece que lo festivo y lo religioso se contraponen. Y no es así. No puede ser así. Quienes vivimos la fe e intentamos vivir las enseñanzas de Jesús en el evangelio somos personas que necesitamos y hacemos fiesta. No hay contradicción entre la fe y la fiesta, entre la religiosidad y los actos lúdicos y festivos.

El Cristo de La Laguna gana al Cristo de Tacoronte en popularidad. ¿Por qué?

No hay competencia. Hay devotos que visitan ambas imágenes. Cambian las imágenes, pero Jesús es el mismo.

¿El papa Francisco ha acercado la iglesia a la feligresía? ¿Estaba la Iglesia en caída libre?

Ha sido un regalo de Dios el papa Francisco. Su cercanía, su palabra sencilla que llega a todos, su actitud propositiva... Debemos estar muy agradecidos.

¿Sobró la transición entre Juan Pablo II y el papa Francisco?

No, de ninguna manera. Hemos tenido unos papas en la segunda parte del siglo XX y principios del siglo XXI que han sido gigantes en la vida de la Iglesia. No ha sobrado ninguno. Ha habido cambios, claro, pero todos han sido una riqueza para la Iglesia.

Y en Canarias. ¿Ha cambiado algo entre la etapa de Felipe Fernández y la de Bernardo Álvarez?

Ha habido cambios. Pero también continuidad. Ya lo dijo D. Bernardo al tomar posesión como obispo hace nueve años: potenciar lo que va bien, corregir lo que va mal e instaurar lo que falta. Siembre debemos asumir así los cambios en cualquier ámbito de la vida.

Por cierto, ¿es partidario de que los sacerdotes se casen?

En la Iglesia católica hay experiencia de ordenación de hombres célibes y de hombres casados. La Iglesia bizantina admite la doble posibilidad. Es una norma eclesiástica para la Iglesia latina. El celibato es también una vocación y un valor añadido al ministerio sacerdotal. Pero, evidentemente, no es un absoluto. Personalmente yo soy célibe y creo que no es malo entregar la vida a Dios en cuerpo y alma.

Tras el gran paso que da este año. ¿Se ve al frente de los órganos de gobiernos de la Catedral en la próxima reorganización?

No. Para nada. Yo ya tengo bastantes calderos al fuego...

¿La crisis ha llenado de nuevo los seminarios en busca de comida como en épocas pasadas?

No. Qué va. Nuestro Seminario mayor cuenta este año con 23 seminaristas. No son pocos, aunque nos gustaría a todos, evidentemente, que fueran más. Hay que seguir pidiendo a Dios por las vocaciones. Hace falta mucha valentía para entregarse hoy a una misión como la sacerdotal. Valentía y generosidad. En otros tiempos la oferta académica era muchísimo menor, y algunos veían en el Seminario la oportunidad de realizar estudios. Ese tiempo afortunadamente ha pasado.

¿Conoce la última "sugerencia" del Chavismo, el Padre Nuestro chavista?

Algunas veces podríamos decir que el límite de la estupidez humana aún no ha alcanzado el máximo... El problema no es el uso o abuso del texto del Padrenuestro. El problema es otro, que tiene que ver con el pueblo venezolano. A mí, como a muchos canarios, me duele Venezuela.