Es uno de estos clásicos que todas, y todos, debemos tener en nuestro armario. La camisa blanca es, como el vaquero, el comodín que nos saca de cualquier apuro. De día o de noche, para un "look" más informal o formal, es un básico que no puede faltar en una maleta de viaje, ya sea de ocio o de trabajo, y mucho menos en nuestro FDA, el ya tan famoso Fondo De Armario.

Pero, ¿De donde viene esta prenda actualmente tan indispensable para hombres y mujeres? ¿Cual es la historia que está detrás de la camisa blanca? Pues, así como la camiseta, o "T-shirt", la camisa blanca también empezó su vida como ropa interior masculina. Podríamos imaginar que la camisa blanca es la hermana mayor de la camiseta, ya que su aparición en la indumentaria es bastante anterior a esta y se remonta al siglo XVIII.

Al principio, fabricadas en lino blanqueado, eran utilizadas bajo casacas y chalecos y de su aspecto algo rústico solo se podían ver el cuello y algo de los puños. Habría que esperar casi un siglo y la llegada de la revolución industrial y los avances tecnológicos para que el algodón, procedente principalmente de la India, pudiera trasformarse en impolutas camisas blancas mucho más agradables al tacto y con un blanco luminoso desconocido hasta entonces por los pobres procesos de blanqueamiento de la época.

Llegada la mitad del siglo XIX, la camisa blanca ya es ítem indispensable en el vestuario masculino. Hecha a medida por los mejores sastres para clientes que se podían permitir el lujo de mantener impoluta una almidonada camisa blanca. Como la piel blanca de la mujeres de la época, las camisas blancas eran sinónimo de riqueza y estatus: se tenían que lavar y almidonar muy a menudo, estropeándose con facilidad.

Para los clientes menos afortunados, los sastres crearon los cuellos, puños y pecheras postizos, mucho más económicos y que se podían lavar y almidonar por separado, permitiendo una gran combinación de modelos.

Aunque puedan parecer piezas extintas, de vez en cuando vuelven a aparecer en alguna colección. He visto pulseras que imitan puños postizos, con sus respectivos gemelos, y hace poco me llamó mucho la atención una versión moderna de cuello con pechera blanca plisada de algodón en una filial alemana de la cadena sueca COS, del grupo H&M.

Los que han sido jóvenes en los 80 se acordarán de la películaFlashdance y de la escena en que Jenniffer Beals se quita la chaqueta negra para revelar que debajo no llevaba una camisa de esmoquin sino una pechera, unos puños y... nada más.

De hecho el cine tiene una gran participación en la popularización de la camisa blanca entre el público femenino.

Con la llegada del siglo XX la moda masculina se diversifica y nuevos modelos de camisa son creados para acompañar los cambios de vida y vestuario del hombre "moderno". La camisa de esmoquin, como la conocemos hoy, y que vemos cada vez más en looks femeninos, con su característica pechera plisada, fue creada por uno de los iconos de la moda inglesa en los años 20: Eduardo VIII, el príncipe de Gales que, después de abdicar al trono, fue nombrado duque de Windsor.

En los años 40, las estrellas de Hollywood se apropian de la camisa masculina. Katherine Hepburn la vistió en 1938 en la película "Holiday" y Lauren Bacall, fallecida hace poco, la llevó en 1948 en la película "Key Largo". En los 50 fue Audrey Hepburn la que inmortalizó la camisa blanca, levantando su collar y paseando con Gregory Peck en la capital italiana en la película "Vacaciones en Roma".

Llegados los años 60, las Pin Ups las llevaban ajustadas y anudadas a la cintura, revelando curvas y escote y en los 70 la camisa pasa a ser la pieza andrógina, utilizada por mujeres sin miedo a luchar por su espacio y a ponerse una camisa masculina.

En los años 80 fue Kim Basinger en la película "Nueve semanas y media" quien eleva la camisa masculina al máximo exponente de la feminidad y, más tarde, Uma Thurman hizo historia con su flequillo, su camisa blanca, pitillo negro y bailarinas en la famosa escena del baile con John Travolta en "Pulp Fiction".

En los 90 la camisa blanca era el símbolo máximo del minimalismo y varias versiones fueron lanzadas por diferentes diseñadores, y adoptadas por los artistas y creativos que querían olvidar todo lo exagerado de los 80.

Aunque sea un clásico que nunca sale de moda, las colecciones más recientes traen nuevas interpretaciones de la básica camisa blanca. Alberta Ferreti, Carolina Herrera, Donna Karan y Martin Margiela son apenas algunos de los diseñadores que están estrechamente relacionados con este clásico y que han propuesto nuevas versiones para esta temporada. Ya sea en una versión moderna o en su modelo más clásico, para hombres o para mujeres, la camisa blanca sigue siendo siempre un acierto, un básico que ya ha encontrado su lugar, más allá de la moda.