La derrota en el ámbito interno de Paulino Rivero, que el viernes perdió ante Fernando Clavijo en la carrera a la candidatura de Coalición Canaria a la Presidencia para 2015, compromete las decisiones de futuro que debe tomar a partir de ahora.

La diputada nacionalista María del Mar Julios señala que desde el momento en que Rivero tomó la decisión de competir por la candidatura se exponía a la posibilidad de perder, si bien descarta que el Ejecutivo quede en una situación de debilidad.

Pero lo cierto es, como ella misma recordó, que sobre el escritorio de Rivero están el borrador de los presupuestos de la comunidad para 2015, la oposición a las prospecciones, la impugnación de la privatización de los aeropuertos o la continuidad de los servicios públicos y prestaciones sociales.

Es difícil creer que Clavijo -así como el propio candidato que elija el PSC-PSOE- no quiera opinar sobre esos asuntos. Nadie sabe lo que pasará en las próximas elecciones autonómicas, pero las encuestas prevén un retroceso del PP, la irrupción de Podemos y el fortalecimiento de Nueva Canarias -que pide una nueva agenda de trabajo hasta el final de legislatura- en una escena política en la que CC podría perder escaños, pero quedaría como primera fuerza, y sus actuales socios, los socialistas, como segunda. Incluso si todo eso cambia y se produce cualquier otro resultado, lo cierto es que si Rivero aspirara a gobernar por tercera vez tomaría decisiones en todas esas materias con más independencia de la que es previsible que tenga ahora.

Rivero mismo, que la noche de su derrota recriminó que a nadie se le ocurre plantear la debilidad de un gobierno por un resultado adverso de este tipo al tratarse de un aspecto "natural" en la democracia, se comprometió a "arropar" a Clavijo para asegurar que llegue a la Presidencia, lo que resultaría difícil si el electorado cree que el Ejecutivo (nacionalista) va por un lado y el aspirante a gobernar (igualmente nacionalista) por otro.

"No pasará así, no corremos ese peligro", insiste Julios. "El Ejecutivo está investido de toda la autoridad y nadie lo cuestionará", señala, no si antes matizar que la oposición, "especialmente el PP", aprovechará la situación para poner en marcha una "crítica de desgaste". Pero advierte de que CC -y también el PSC-PSOE- apoyarán "a una" las decisiones del Gobierno.

Fuentes del propio partido creen que las palabras de Clavijo ante los suyos sobre las prospecciones ("si hay petróleo, no habrá pacto") buscaban marcar distancia del candidato nacionalista al PP, por el que los populares no habían escondido su preferencia respecto a Rivero. "El PP está ahora más lejos que nunca lo que dará estabilidad al Ejecutivo de CC y PSC-PSOE", remató.

El PP ya piensa en esa clave. El viernes, el secretario general de la formación, Asier Antona, habló directamente de "inestabilidad interna" en el Ejecutivo y alertó de que corre el riesgo de quedar en "precario".

Pero lo cierto es que el Centro Canario Nacionalista (CCN) se les había adelantado. El lunes su portavoz, Benito Codina, dejó clara su "preocupación" ante la posibilidad de que Rivero perdiera, lo que conllevaría una pérdida de influencia no solo del presidente, sino de sus subordinados creando un "vacío de poder". Quizás por eso, y en previsión de lo peor, el portavoz del Ejecutivo garantizó el jueves la "cohesión" y "normalidad" del Gobierno "al margen de sus procesos internos".

CC y el PSC-PSOE ponen fin a su ciclo juntos con la salida de José Miguel Pérez y Rivero

Cuando Paulino Rivero deje la Presidencia habrá completado ocho años al frente del Gobierno regional, tal y como recordó él mismo el viernes pasado tras reconocer su derrota interna frente a Fernando Clavijo tan solo un día después de que el secretario general del PSC-PSOE, José Miguel Pérez, renunciara a competir por la candidatura -según los críticos, debido a la falta de apoyos dentro de su partido-.

Entre los socialistas hubo quien pensó el jueves que la decisión de Pérez tuvo que ver con la intuición de que Rivero no lograría ganar la candidatura, lo que hacía inviable proponer la continuidad del pacto actual, una alianza a la que le sobran detractores en ambos lados y que si se mantiene a día de hoy es, en buena medida, porque tanto Rivero como Pérez se empeñan en mantenerla ante la perspectiva de lanzarse al vacío sin malla de protección.

En el entorno que apoyaba la opción de Clavijo se augura que el pacto actual continuará hasta el final de la legislatura, en línea con lo que afirman desde el Ejecutivo. Si se rompe, en todo caso, no será por tensiones internas, sino por la presión que ejerza la cercanía de las elecciones. "Pero en los asuntos importantes siguen de acuerdo", aclaran.