Poco antes de las nueve de la mañana del 16 de septiembre de 1966 un avión DC-3 de la compañía Spantax, que volaba rumbo a La Palma con 25 personas a bordo, tuvo que realizar un amerizaje de emergencia cerca de El Puertito, en El Sauzal. Sobrevivieron 24 personas y durante años se obvió una parte fundamental de la historia: la heroica labor de la docena de pescadores sauzaleros, varios de ellos ya fallecidos, que rescataron del mar a pasajeros y tripulación. En 2013 se reconoció públicamente, tras más de cuatro décadas, su actuación y, el próximo día 19, su pueblo volverá a rendirles un merecido homenaje que, como lamenta uno de ellos, Juan Ravelo, llega después de que les olvidaran "durante 47 años".

EL DÍA, que el 25 de enero de 2009 recordó la gran labor de estos pescadores, reunió frente al lugar del amerizaje a seis de aquellos héroes del mar. Recuerdan lo ocurrido con nitidez, aunque sin dejar atrás el amargo regusto del olvido. Agustín Ravelo reconoce que tras el rescate los invitaron a comer al aeropuerto y les entregaron 500 pesetas. Una cantidad importante para la época, pero que no estuvo a la altura de la labor desarrollada. Más que la escasa recompensa económica, dolió el olvido posterior. Nunca más, en 47 años, "ningún superviviente ni nadie de la compañía aérea ni de la compañía de seguros contactó con nosotros. Y teníamos muchas necesidades", lamentan.

De aquel día, Juan Ravelo García evoca que el impacto del avión "sonó como una bomba". Cuando llegaron al aparato, en lo primero que se fijó fue en una niña de once años que decía: "Recójanme, que aquí no tengo a nadie". La rescataron, junto a otro hombre y una mujer. Otras dos personas que no cabían en el barco se agarraron a la borda.

El rescate fue rápido, ya que había seis barcas de pescadores cerca del lugar. Si no hubieran estado allí, el desenlace habría sido mucho peor. Sacaron a 24 personas del agua y solo una falleció, se cree que presa de un ataque de pánico.

Agustín Ravelo García tiene una imagen grabada: "El hombre que falleció, el juez de paz de La Victoria, agarrado a la puerta del avión. Yo le decía tírese, tírese... pero estaba paralizado. El agua se lo fue tragando. Cuando le llegó al cuello, ya no miré más. Eso me impactó. Lo cuento y todavía me erizo".

El rescate no fue fácil, ya que la gente estaba "muy asustada" y no resultaba sencillo izarlos a las pequeñas barcas de pesca, que corrían riesgo de volcarse. Además, varios de los pescadores no sabían nadar.

Domingo Ravelo destaca la suerte de un matrimonio que tenía un bebé: "Del avión su subieron directamente a mi barco y ni se mojaron los pies".

Una vez en la costa, las familias de los pescadores atendieron a los supervivientes. Les dieron café, cognac y ropa seca. Unos fueron evacuados en helicóptero y otros se marcharon a pie. Hasta 2013 no volvieron a ver a ninguna de las personas a las que salvaron la vida.

El día 19, el Ayuntamiento de El Sauzal inaugura la exposición de "Homenaje a los pescadores de El Sauzal y culto a la aviación"; descubre un monumento en recuerdo de su rescate, en Las Breñas, y organiza el estreno del documental "El vuelo que nunca regresó".

héroes y pescadores

Agustín Ravelo García

69 años

"A la niña le dije: Tírate, tírate"

"Estaba pescando con mi padre, vi venir el avión y le dije: se va a caer, ese no aterriza en el mar porque no tiene barcos debajo. Cayó, fuimos a tope y empezamos a rescatar gente del agua. Había una niña y yo le decía: Tírate, tírate... hasta que se tiró del avión y la cogimos".

Eustaquio Ravelo Romero

67 años

"Fuimos con buzos a sacar al muerto"

"Nosotros estábamos más lejos y cuando llegamos ya habían sacado a casi todos. Por la tarde fuimos con los buzos a sacar al único muerto. Como no había carretera hasta la costa tuvimos que sacarlo por la playa de Mesa del Mar, en Tacoronte".