1.- Es norma de la casa, pero a Paulino Rivero lo traicionaron diez gaznápiros que le dijeron que lo iban a votar como candidato a la Presidencia por CC. El nacionalismo canario siempre ha dado pábulo a la traición. Es verdad que en ese ejército de Pancho Villa, como lo ha definido algún autor, cabe de todo, incluso la oligofrenia. Yo creo que el último verso de este poema no se ha escrito, sino que quedan muchas líneas. Pero, fracasado como adivino, por éste y otros varios ejemplos, me abstendré aquí de hablar de lo que, por lo visto, no sé. Cuando yo hablo de política no puedo acertar jamás, si existen por medio las traiciones en una urna repleta de votos secretos. Que no me pidan los lectores un vaticinio cuando algunos de los que votan -por lo menos diez- ejercitan el mercadeo electoral. No son serios. Rivero tuvo la hidalguía de retirarse tras la primera votación, pero le queda el mal sabor de boca de ser traicionado. Porque su triunfo estaba escrito en forma de avales que luego se rompieron. Ya digo, norma de la casa. 2.- No oculto que me han empezado a llegar los e-mails recriminándome que haya tomado partido por Paulino Rivero, desde luego no aquí en este periódico, en el que he mantenido la exquisita neutralidad exigida por una norma no escrita. A pesar de las diferencias entre el medio en el que escribo y el presidente, Paulino Rivero es mi amigo y lo que he intentado, e intentaré, es lo que considero mejor para Canarias. Clavijo también es mi amigo, o al menos lo era. Comprendería que ya no lo fuera, pero yo sólo he contado lo que he visto y lo que he visto no me ha gustado.

3.- No se ha escrito la última palabra en CC. Quedan muchas páginas por escribir, desde el pretendido congreso de octubre al final de esta historia. Comienzan a aparecer algunas informaciones que hablan de ruptura muy seria en CC. Quizá para evitarla fue Clavijo a ver a la Virgen de Candelaria, creo que en compañía de Efraín Medina, que es un santo y fue monaguillo antes que fraile. Y por eso se le dan tan bien algunos votos de Venezuela. En fin, ellos sabrán. Lo menos que a mí me gustaría es que se rompiera el principal partido nacionalista canario, pero me da que mis deseos chocarán con la realidad. CC se rompe, se cae a cachos, y esta es una verdad tan incuestionable que esta vez no me equivocaré.

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