Desde hace un año, el Ayuntamiento de La Laguna trata de controlar la población de palomas del casco histórico, que en algunos momentos ha llegado a ser bastante elevada.

La empresa encargada de la erradicación de plagas, Faycanes, tiene colocadas tres jaulas-trampa en distintos edificios públicos estratégicos con las que pretende mantener a raya a estos animales, cuyos excrementos resultan muy dañinos para los inmuebles.

En concreto, estos dispositivos están ubicados en la azotea de la iglesia de La Concepción, en el patio de la Catedral y en la azotea de la Gerencia de Urbanismo, cubriendo así el triángulo del centro histórico.

Según detallan fuentes municipales, la media de capturas de estas jaulas oscila entre los 10-12 ejemplares cada quince días, a razón de 4 o 5 por cada una de ellas.

Avanzan también que se está estudiando la posibilidad de instalar algún dispositivo más, que tendrá que ser colocado en algún otro inmueble público, pues es en estos lugares donde único está permitida su instalación.

Los expertos explican que cada paloma genera unos 12 kilogramos de excrementos cada año, residuos que causan, entre otros desperfectos, la prematura corrosión y oxidación de algunas estructuras de metal y otros objetos. Además, dañan la pintura de los vehículos y manchan las superficies donde se acumulan.