El escritor y periodista Javier Reverte (Madrid, 1944) es uno de los tres miembros que integran el Comité de Expertos del Festival de Literatura de Viajes y Aventuras de Puerto de la Cruz, Periplo, que se clausura hoy tras una apretada semana de actividades, en algunas de las cuales ha intervenido este singular viajero.

El autor de "Trilogía de África", o "Trilogía de Centroamérica" presentó ayer, en la Casa de la Juventud, la instalación "Una noche en la sabana", junto al técnico de sonido Carlos de Hita, una recreación de la sabana africana a través de los sonidos de la naturaleza recogidos por Hita y de textos de Reverte, leídos por él mismo, además de contar su experiencia en sus viajes por los ríos atlánticos Congo y Amazonas.

Reverte valoró muy positivamente la propuesta literaria portuense, porque considera que es la primera de estas características que se celebra en España referida a los viajes. "Lo han intentado en algunos lugares y ha fracasado. Aquí lleva dos años y la verdad es que hay bastante audiencia para un lugar pequeño como el Puerto de la Cruz. La gente que viene es muy interesante y hay actividades diversas, como cine, talleres... Lo veo bien y es muy popular".

Este prolífico autor, que ha firmado, además de numerosos artículos periodísticos, novelas, poesías, memorias y biografías, también es un apreciado escritor de libros de viajes, en los que ha contado con todos los recursos literarios que posee las aventuras por los países de los cinco continentes que ha tenido la oportunidad de conocer. "Todo viaje es una aventura, aunque sea una pequeña anécdota, y he tenido algunas no muy agradables por cierto".

Él tiene muy claro que la literatura de viajes en España "es un género que, digamos, en algunos sectores culturales no es muy bien acogido. Aquí se habla de narrativa, poesía, ensayo, historia..., pero la literatura de viajes, en lugares como Inglaterra, Estados Unidos, Francia e incluso Alemania, es un género. Hasta hace unos pocos años, cuando uno iba a una librería española a ver literatura de viajes, veía que estaba confundida con las guías turísticas de ciudades y países. Ahora ya empieza a haber "stands". La literatura de viajes es un género casi tan viejo como el mundo. La Odisea, por ejemplo, es un gran libro viajero".

Él defiende la idea de que la literatura de viajes "es un género muy rico, porque te permite integrar muchas cosas. Te permite integrar la historia, la narrativa, diálogos y la lírica, porque que hay momentos en los que la visión de un paisaje, o un personaje que tiene hondura y entidad, pues roza los caminos de la lírica, o el drama o la tragedia que ocurren en los lugares por donde pasas. Todo esto permite que sea un género que agrupa muchas cosas. Es un género muy libre y yo me siento muy cómodo haciendo literatura de viajes".

La época de los grandes viajeros decimonómicos, generalmente reservada para los ricos, con sus caravanas, asistentes e incluso muebles, ya ha sido superada por una realidad en la que, en teoría, cualquiera puede viajar con una mochila a la espalda.

"Es fácil viajar, lo que pasa es que no se está descubriendo nada. El acceso a lo desconocido casi ya no existe, porque se busca otra cosa, la emoción de estar en un lugar y contarlo desde una perspectiva en la que juegan mucho más los elementos literarios. Saber comunicar emociones, llevar al lector a transitar por territorios distintos".

Este ingenioso escritor aseguró que es muy diferente viajar como periodista que como escritor. "Como periodista es un viaje puntual y se trata de dar una noticia, una visión de la actualidad que se está tratando. El viaje de escritor es mucho más lento. Los libros no van a durar 24 horas, tienen que durar mucho tiempo y comunicar otra cosa. Lo que yo voy buscando en mis viajes es el alma de la gente, de las ciudades, aquellos capítulos de la historia que me llaman la atención, que me asombran o emocionan, sobre todo. Yo busco la emoción. A mí lo que me interesan son los seres humanos, la gente, porque a lo largo de los años uno aprende que somos la misma especie. Me interesa el ser humano".

Con respecto a las claves que definen sus libros de viajes y aventuras, en los que describe sus periplos existenciales por África, Nicaragua, Guatemala, Grecia, Turquía o Egipto, o por el Amazonas, Alaska o Canadá, entre otros muchos lugares, comentó que hay un riesgo que siempre trata de evitar.

"En la literatura viajera hay un riesgo que hay que evitar y es el egocentrismo. Ser el centro del relato es muy peligroso. Hay que establecer una distancia. Yo me inclino por ponerme en el lugar del otro, cuento la historia de la persona con la que estoy, la historia del país que piso y, a veces, mis sentimientos, mis sensaciones, por supuesto que sí, pero nunca buscando ser el centro del tema, sino que el centro sea lo que me rodea y lo que me transmite cosas".

También precisó que otro elemento muy importante en su narrativa o poética viajera es el humor. "Hay que aprender a reír y reírse de uno mismo. Si uno no es capaz de reírse de uno mismo y transmitirlo a través de su prosa, se crea esa distancia".

Por último, reconoció que no había leído mucha literatura de viajes relacionada con Canarias. "Sólo tengo referencias del viaje de Richard Burton, cuando iba a Guinea. Canarias siempre me ha interesado mucho, pero no he hecho libros sobre España. Me gustaría algún día recorrer todas las Islas durante dos meses y poder hacer un libro sobre Canarias. No sé si me dará tiempo, pues voy a ser un poco mayor, (entre risas). Las islas las conozco poco, Tenerife, Gran Canaria, Fuerteventura y La Palma, pero poco. Sin embargo, me da la impresión de que cada isla es un universo diferente. Y eso me llama mucho la atención. También la lejanía de la Península".