El día después del desalojo de Antonio Méndez y Berta Ferreiro, en la calle Ismael Domínguez, en Tacoronte, los vecinos no esconden su rabia e indignación por lo sucedido con este matrimonio de ancianos que vivía en el 102. EL DÍA conversó ayer con varios vecinos y coinciden en que lo mejor para la convivencia en el barrio es que Urbano Hernández, la persona que denunció a Antonio y Berta y se ha quedado con su casa, se marche a vivir a otro lugar. Aunque suene a otros tiempos, vecinas como María tienen claro que la mejor solución es que "nos unamos para desterrarlo de aquí. A Urbano habría que desterrarlo, sería lo mejor para todos. Así no haría más daño a nadie".

Javier también cree que el blanco de todas las iras en Ismael Domínguez "no tendrá el valor de meterse en esa casa a vivir. Lo mejor que puede hacer es vender la casa que sí es suya, no la de Antonio y Berta, y mandarse a mudar de aquí lo antes posible".

"Que el pleno de Tacoronte lo declare persona non grata", "que se largue", "que no salga a la calle"... son algunas de las frases reproducibles que se repiten en la calle Ismael Domínguez.

La justicia y el despliegue policial para el desalojo son los otros blancos de las críticas vecinales. Y nadie entiende que se cortaran las vías tan temprano y que, como dice Juan Pedro, "no dejaran pasar ni al alcalde ni al cura".

En el Ayuntamiento de Tacoronte existe preocupación por los probables problemas de convivencia y el alcalde, Álvaro Dávila (CC), ha anunciado que estarán "muy pendientes". De momento, la fachada de la casa de Urbano ya ha sido apedreada. Ayer podían verse cuatro cristales rotos en sus ventanas.

La animadversión hacia este vecino queda patente también en redes sociales y comentarios virtuales, donde han llegado a pedir a todas las empresas de Tacoronte que se nieguen a atenderlo. Hasta un vendedor de la OID se ha comprometido en Facebook a "no venderle ni un cupón".