Lecturas que en el pasado estuvieron encadenadas por la censura, placas de calles con nombres de militares de alto rango que estuvieron al servicio del Régimen, cartas que se redactaron desde una prisión... Esas son algunas de las claves de "Memorias de contrabando", la exposición comisariada por Dailo Barco Machado y Alexis W. que estará abierta hasta el 2 de noviembre en el Centro de Arte La Recova de la capital tinerfeña.

Más de 70 artistas de distintas generaciones conforman el tejido de una colección que ofrece a los espectadores una profunda reflexión sobre la Guerra Civil española, la dictadura y la transición. "Uno de los objetivos, si no el más importante, es dar forma a un espacio en el que los espectadores se puedan encontrar con una realidad que se ha filtrado de distintas formas a lo largo de la historia", cuenta Dailo Barco Machado sobre un ciclo que oferta unas actividades paralelas -a partir del 1 de octubre- y una programación audiovisual semanal que se desarrollará en la Sala Pequeña de La Recova.

"La exposición solo es un eslabón más de un programa articulado desde el compromiso", incide el fotógrafo herrero Alexis W. de un "continente" artístico dominado por el horror de la guerra, el exilio y la represión en la que emergen talentos del pasado como Tony Gallardo, Juan Ismael, Óscar Domínguez o Manolo Millares y "florecen" creadores que impulsan sus obras desde el siglo XXI, como son los casos de Daniel de la Guardia, Federico García Trujillo o Marco Alom.

"La historia aún está por contar, pero en la sala se respira la sensación de estar haciendo historia", puntualiza Barco Machado sobre una muestra que, a su juicio, "no es fácil de montar, ni muy sencilla de ver... Aquí no existe un placer estético por la obra, esta es una deuda contraída con la sociedad en la que todo está supeditado a unos componentes éticos y, sobre todo, políticos", declara en relación a esta apasionante revisión histórica desde una perspectiva artística. "Después de mostrar una parte de esta colección en Madrid -a través del proyecto La ventana indiscreta- estábamos obligados a mostrar este material en Canarias", avanza Alexis W. sobre una tarea que "nos ha enseñado lo que somos hoy y lo que fuimos en el pasado. Hemos disfrutado, entre comillas, cada segundo de montaje viendo la crudeza y grandeza de cada una de las historias que se cuentan".

La selección de obras, el bloque de audiovisuales, las actividades paralelas que buscan una reflexión alrededor de la Memoria Histórica y la elaboración en 2015 de un libro-catálogo son las cuatro patas de una aventura que no está construida de manera cronológica. "Es una exposición que se puede entender desde el dolor de las personas que sufrieron las consecuencias que se relatan en Memoria de contrabando, aunque también desde una posición con algo más de distancia... Nadie puede mostrar indiferencia cuando se sitúa delante de las obras que conforman la colección", asegura Dailo.

Sobre la idea anterior, Alexis W. abre un capítulo especial que se entrelaza con la cadena de montaje de la muestra. "Hemos manejado un material tan sensible, de una fragilidad extrema, que resulta prácticamente imposible no experimentar ningún sentimiento asociado a la crudeza de lo que estamos contando. En ese sentido, nos hemos encontrado con personas que buscan anular sus recuerdos y otras que necesitan que no mueran nunca", explica uno de los dos comisarios.

"Antes de inaugurar la exposición me preocupaba la reacción de algunas personas al enfrentarse a esos recuerdos", reconoce Dailo Barco antes de que su compañero revele un dato gratificante. "Algunos nos han dado las gracias por no olvidar", concluye Alexis W.