María Traspaderne, El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, que ha dimitido hoy tras la retirada de la reforma del aborto, ha anunciado que deja la política después de 30 años de actividad pública, así como su escaño en el Congreso, aunque seguirá militando en el PP, una formación que él ayudó a construir.

El ministro, que ha reconocido que "en la vida no se alcanzan todos los éxitos", ha explicado en rueda de prensa su decisión, anunciada horas después de que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hiciera pública la retirada de la reforma de la ley del aborto, un proyecto en el que Ruiz-Gallardón se había "comprometido personal y políticamente".

Ruiz-Gallardón ha dicho que también abandonará todo sus cargos en el Partido Popular, del que forma parte como militante desde los 18 años, cuando era Alianza Popular, una formación en la que entró de mano de su padre, José María Ruiz-Gallardón, y del primer presidente del partido, Manuel Fraga.

Se lo dirá en unos días, ha dicho, al presidente del Gobierno, quien el pasado viernes le comunicó su decisión de retirar la reforma del aborto. Él le avanzó su decisión de dimitir.

"Yo tenía un límite" para elegir el momento de anunciarlo, ha dicho, la preparación de los recursos que el Gobierno presentará ante el Tribunal Constitucional contra la ley de consultas catalana y el decreto de convocatoria del 9-N, cuando lo firme el presidente de la Generalitat, Artur Mas.

El todavía ministro -ha reconocido que puede permanecer en funciones "unos días"- ha aseverado una y otra vez durante su rueda prensa que se va sin "rencores" y sin tener "ningún reproche que hacer", "a ningún compañero de Gobierno, desde luego" ni a ningún dirigente de su partido.

"Ningún miembro de la dirección nacional del PP, jamás, se ha dirigido a mí para solicitarme una modificación del proyecto de ley", ha apostillado antes de recalcar que su meta era llevar adelante la reforma de la ley del aborto.

"Si ese objetivo no se ha conseguido, no hay que buscar responsabilidades fuera, sino que las responsabilidades las asumo yo", ha dejado claro el ministro.

Preguntado por si se sentía desautorizado por Rajoy, ha respondido: "Más que desautorizado, es que no he sido capaz de cumplir con el encargo".

"Es obvio que era yo el que estaba equivocado"; ha apostillado.

Ruiz-Gallardón deja la política, a la que ha dedicado treinta años y en la que empezó como concejal en el Ayuntamiento de Madrid en 1983 con tan solo 25 años, pero no dejará la militancia en el PP, a cuyo presidente debe "gratitud" y "lealtad" que "es y será absoluta".

Esta militancia, ha dicho, será su "principal activo en política y seguirá siéndolo", pero, ha añadido este fiscal de carrera, "se quedará ahí".

Ruiz-Gallardón ha pedido a la opinión pública que entienda "con absoluta naturalidad" su cese como ministro y su abandono de la política, basados en una "diferencia y una constatación" de su incapacidad para llevar adelante esta reforma legal.

Su vida política, en la que cosecha haber sido alcalde de Madrid, presidente de la Comunidad de Madrid, diputado y senador en las Cortes, la da sin embargo "completamente por agotada".

La última etapa como ministro ha sido la más controvertida, con la oposición de una buena parte de sectores de la justicia a sus reformas, aunque ha aclarado que en política "hay que estar preparado" para la soledad.

Ruiz-Gallardón ha pedido "perdón" a los miembros de la oposición por si los "debates dialécticos" que ha mantenido con ellos durante su dilatada carrera se hubieran tomado de una forma personal, y ha expresado su firme intención de mantener una buena relación personal con sus "adversarios".

Más allá de eso, el exalcalde de Madrid y expresidente regional ha creído innecesario hacer "una mirada crítica hacia atrás" porque, a su juicio, no aportaría nada.

"Creo que el proyecto del PP es tan importante que lo tenemos que apoyar todos", por lo que la "ira" y el "rencor" no entran en su guión, que solo entiende de "gratitud".

"No estando en política, nadie puede pensar que busco ya un trato amable" por parte de los medios de comunicación, ha asegurado y ha recordado: "He tenido oportunidades fabulosas y en la vida no se alcanzan todos los éxitos".

Preguntado sobre si dejar sus cargos le ha producido amargura o dolor, ha dicho que es "lo suficientemente optimista como para pensar que esta tarea ha merecido la pena".

"Tengo muchísimos defectos, muchísimos, pero jamás he sido autocomplaciente (...). Una cosa es ser autocrítico y otra introducir el término dolor. No me voy con dolor, de ninguna de las formas", ha indicado.