El actor tinerfeño Adán Hernández presentará hoy su obra "Cartografía para una voz deshabitada", a partir de las 20:00 horas, dentro de los "Encuentros sobre cuerpo y performatividad" que se desarrollan en la sala Foyer del teatro Guimerá de Santa Cruz. A las 18:30 Lola Barrena hablará sobre "Citas varias y otras historias necesarias" y, a las 22:30, en la sede de Equipo Para, actuará Carmelo Fernández con la pieza "Yo bailo, y eso también es una casualidad".

"Cartografía para una voz deshabitada", que fue estrenada hace varias semanas en el teatro Leal de La Laguna, tiene una duración de media hora y es el resultado de una experiencia escénica que comenzó en un programa de residencias al que asistió el protagonista del montaje en Sabadell.

Esta pieza propone un viaje simbólico por una serie de recuerdos que este hombre de escena ha rescatado de su memoria para tejer un mapa de la vida que recorrerá montado en un metro imaginario cargado de ambigüedades.

"Es una viaje como de ida y vuelta, pero podría ser como simétrico en el sentido de que es como ir al pasado y, de alguna manera, como proyectar el futuro desde el presente, desde la propia presentación escénica real con el público. Después es un poco indagar en cosas que me han pasado y proyectar el futuro en el presente".

Este licenciado en la Escuela de Actores de Canarias reconoce que este espectáculo se basa en una experiencia muy personal. Tuvo que superar una operación en la que corrió graves riesgos para su integridad. Aquella situación, los recuerdos que le quedaron grabados en la memoria de aquella época han sido la fuente de inspiración de "Cartografía para una voz deshabitada".

Hernández asegura que la pieza no está acabada, en su definición también influye el público. "Es un proceso de gestación. El cartel de la obra está relacionado un poco con un mapa del metro, por donde se camina. Refleja un poco los entresijos del cerebro y como se mezclan los recuerdos, los espacios recordados. Dependen también de como se ordenen los recuerdos llegamos a un sitio o a otro. Es como un metro, depende de como elijas las paradas llegas a un lugar o a otro. La analogía fue esa y a partir de ahí he ido trabajando".

Este artista, cuya primera performance, "Quién nos viera", la estrenó en 2013, considera que el escenario es como un laboratorio. "Es como un ensayo más, pero con público", comentó cuando lo interpretó por primera vez en el Laboratorio de Artes en Vivo del teatro Leal. "El propio público ve lo que estás haciendo a medio cocinar. El plato no está servido, llega a la cocina con todos los calderos humeando por decirlo de alguna manera. Lo que se va a ver es una muestra abierta".

Los recursos escénicos que utiliza en este espectáculo experimental, estructurado en una serie de fragmentos, que simulan cada parada del metro, que es la vida, son la propia voz, con la que leerá diferentes textos escritos por él mismo en una libreta, para lo que utilizará una especie de grabadora en la que se repite la voz sobre sí misma.

También echa mano de una pequeña cámara de vídeo, con la que se realizarán unas serie de proyecciones a tiempo real, además de una pista de "Scalextric", que recorre un lado del escenario. "La idea es colocar la cámara sobre un coche del Scalextric, y que haga pasar la cámara de forma que vaya retratando un paisaje"; además de pintar con una tiza en el suelo una especie de recorrido ficticio del viaje metafórico que realiza por el mapa de la vida.

Hernández es consciente del cariz experimental de su propuesta escénica, una especie de catarsis, pero "también lo hago un poco para transcender y darle un poco de humor a lo que he vivido. Por otro lado, como me dijo un amigo, a la gente que vea tu investigación le darán ganas de irse a casa y construirse una pequeña vía de metro para ver como son sus paradas, como es el mapa de su vida".