Esta noche tratará de explicar con su cuerpo, y con el de su compañera Inma García, una decepción que se convirtió en el punto de partida de "Vamos a hacerte bailar: persiguiendo a Patti Smith", un espectáculo que estacionará en el teatro Guimerá, a partir de las 20:30 horas, de la mano de la compañía barcelonesa Taiat Dansa. La bailarina y coreógrafa Meritxell Barberá explica a EL DÍA las claves de una aventura escénica que se torció en sus primeros metros de andadura.

¿Qué se van a encontrar las personas que acudan al Guimerá?

"Vamos a hacerte bailar: persiguiendo a Patti Smith" es una experiencia personal llevada al escenario y documentada. El éxito de esta pieza es el fracaso inicial a la hora de hacer realidad el objetivo primordial del proyecto. En sus orígenes esto tenía otro punto de partida, pero tras acumular varios fracasos consecutivos tuvimos que cambiarlo. Lo que al final conecta con el público es compartir todas esas miserias, es decir, mostrar a todo el mundo esa parte indigna que nos obsesionó a la hora de perseguir y conocer a Patti Smith.

Habla de un fracaso con una gran naturalidad, ¿pero la transformación de este proyecto se hizo desde la decepción o la rabia?

La magia del espectáculo es que no se descubran todas las cosas que ocurren en él. Al principio nos propusimos ahondar en el mito de Patti Smith y cómo la impronta de su música ha influido en nuestra danza... Nosotras éramos auténticas forofas de sus creaciones, pero lo que transmitimos es la decepción del que se aproxima a un personaje idealizado que te acaba decepcionando. Ella dice que "está envuelta en la vida de sus héroes y que todo lo que es ella es el fruto de un pedazo de cada uno de sus héroes". Ahí hay músicos, poetas, bailarines y el resto de artistas que ayudaron a Patti Smith a construir ese universo tan idealizado. Nos hemos metido tanto en su círculo que al final llegamos a sus managers y es ahí cuando apareció la decepción; lo que nos hizo hacer la obra de esta manera.

¿Cómo se desmontó el mito de Patti Smith?

No fuimos nosotras... En un momento dado hubo gente de su máxima confianza que nos dijo que probablemente ella colaboraría en este proyecto, algo que no había ocurrido jamás en el ámbito de la danza y la coreográfica y que, por lo tanto, creían que podía ser muy interesante... Esa posibilidad nos dejó medio flipadas porque ni en nuestros mejores sueños imaginamos una oportunidad tan grande. Eso no solo no fue posible, sino que tampoco pudimos contar con su música para montar el espectáculo. ¿Imagina hacer un proyecto que gira alrededor de Patti Smith en el que no puedes contar con sus canciones?

¿De qué manera se puede fusionar la música de Patti Smith con sus propuestas coreográficas?

Lo que pasa es que todo eso ya no sucede en el espectáculo porque no tenemos su música punk (ríe). Nuestro sello coreográfico está conectado con lo que es el movimiento emergente. Eso es algo que nosotros hemos acuñado así porque empezamos a bailar desde un punto de partida bastante explosivo; arrancamos de una manera instintiva en cuanto oímos una música o sucede algo en nuestro interior. Eso no significa que lo que hacemos sea fruto de la improvisación. En Taiat Dansa no hay margen para improvisar; todo se hace con una finalidad, es decir, que solo trabajamos la improvisación para construir movimiento. Tras esa fase de experimentación nos quedamos con lo más interesante para codificar algo.

¿Después de tres años y pico en cartel, en qué fase está "Vamos a hacerte bailar: persiguiendo a Patti Smith"?

Yo diría que no se encuentra en su trayectoria final. Sí que es verdad que es un espectáculo que tiene una antigüedad, pero también ha experimentado muchos cambios desde 2011. Este formato se presentó en 2013 y en él se explica bastante bien cómo nos sentimos nosotras en relación a aquel fracaso.

¿Pero existe pena por parte de las intérpretes ante la posibilidad de que el proyecto sea reemplazado por otro?

Eso no pasa porque un artista tenga un apego especial hacia una obra a la que quiere como si fuera uno de sus hijos, sino por un principio de racionalidad. Creo tener la suficiente honestidad, porque eso es algo que ya me ha ocurrido en el pasado, para saber ver hasta dónde podemos alargar esta obra. Todavía no siento que tenga que "morir" nuestra Patti Smith. Si esto hubiera salido como se pensó en sus orígenes todo esto se habría quedado en un insulso homenaje, pero nos hemos aprovechado de una dificultad para generar algo que tiene una fortaleza escénica.

Partiendo de la base de que en el escenario hay muchas influencias que en su totalidad no están conectadas al cien por cien con la danza, ¿cómo definiría el contenido de la obra? ¿Prefiere concentrarlo todo en torno a la danza contemporánea?

Para mí hablar de algo híbrido cuando yo como coreógrafa no me siento así me resulta extremadamente complejo. Mis habilidades artísticas forman parte del mundo de la danza y la única licencia que me puedo tomar en determinadas ocasiones es tirar de un soporte audiovisual para que el lenguaje que trato de transmitir se entienda mucho mejor, pero esto es danza contemporánea... Todo lo que rodea a la danza es algo circunstancial; para mí el punto de partida siempre es la danza.

Vea aquí una introducción a la pieza "Vamos a hacerte bailar: persiguiendo a Patty Smith".