La epidemia que mató al menos a 50 millones de personas en todo el mundo entre los años 1918 y 1919 se apiadó de Canarias. La denominada "gripe española" llegó al Archipiélago más tarde que a otras regiones del país y, cuando finalmente lo hizo, provocó una menor mortalidad.

La investigación más ambiciosa sobre la evolución temporal y el impacto territorial de la pandemia que consiguió superar en letalidad a la Primera Guerra Mundial, con la que coincidió en el tiempo, apunta a algunos factores que pueden explicar la relativa benignidad del virus en Canarias, alguno muy paradójico, como la propia contienda militar, que en general actuó como un transmisor de la enfermedad.

El estudio -publicado en BMC Infectious Diseases y firmado por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, el Museo Vasco de Historia de la Medicina, la Universidad de Arizona y los Institutos Nacionales de la Salud de Bethesda (Maryland)- indica que los dos archipiélagos españoles se mantuvieron al margen de la primera oleada del virus -entre los meses de mayo y julio de 1918- "probablemente debido a la dramática reducción del tráfico marítimo asociada al cierre de los mercados europeos y a la amenaza de los submarinos alemanes durante la Primera Guerra Mundial".

El adjetivo "española" fue adjudicado a la mortal epidemia no porque naciera en nuestro país, sino porque en él obtuvo un eco más importante en los medios de comunicación y la opinión pública, mientras que en naciones tanto o más afectadas, pero inmersas en el estallido bélico, la censura de guerra se encargó de silenciarlo. El primer caso se registró en Estados Unidos y el trasiego de las tropas pronto lo trasladó a Europa.

La segunda, y mucho más virulenta, oleada del virus se produjo en agosto y diciembre de 1918. En esa fase, "España mostró unas elevadas tasas de mortalidad respiratoria excepto Canarias". Algunas provincias -sobre todo en el norte del país, aunque también en Almería- superaron las 127 muertes por cada 10.000 habitantes-, mientras que en las Islas no pasaron de 5,4.

La hipótesis de los autores de la investigación es que "las condiciones climatológicas y características específicas de la población de Canarias limitaron la transmisión y la gravedad del virus pandémico". En cambio, Baleares ya había sucumbido durante este episodio a los estragos de la epidemia, y registraba cifras similares a las que se daban en provincias situadas en la misma latitud, como Valencia y Castellón.

Aquí entra en juego otra teoría cuando menos llamativa. Algunas islas del Pacífico sufrieron una "enorme mortalidad" que pudo ser motivada por "factores de riesgo específicos" de la población indígena. La población aborigen de Canarias, en cambio "fue diezmada por los españoles" durante la conquista. ¿Hubieran sucumbido los guanches a la pandemia? Algo así parece sugerir esta hipótesis.

Pese a todo, los autores no descartan otra posibilidad: la de que la incidencia de la gripe en el Archipiélago haya sido superior a lo que indican estos datos. La "infraestimación" de cifras de nacimientos y muertes en la región entre 1910 y 1930 deja una puerta entreabierta a la incertidumbre.

las claves

  • Al menos 50 millones de personas fallecieron en todo el mundo como consecuencia de la gripe de 1918, mientras que en la Primera Guerra Mundial, que terminó ese mismo año, murieron nueve.
  • La denominación gripe española no obedece a la procedencia del virus, sino a la trascendencia que se le dio en los medios del país, no sometidos a la censura de guerra.