La fachada del Templo Masónico de Añaza es algo más que un hermoso alzado de un edificio. Todos sus ornamentos están calculados y ejecutados con precisión para que funcionara como "un reloj solar", donde el extraordinario juego dual de sombras y luces recorre los elementos de su diseño, sorprendiéndonos a todos. Pero es precisamente en los días del solsticio de verano y en el de solsticio de invierno cuando podemos comprobar la gran precisión de este trabajo.

En el replanteo astronómico realizado el pasado 21 de junio de 2014, por Eloy González-Zaera Barreal y Carlos Pallés Darias, en presencia del concejal Florentino Guzmán Plasencia, se comprobó que la orientación de la fachada del Templo tenía 9 grados reales de variación con respecto a la orientación geográfica ideal, que sería de 60 grados, por lo que se orientó a 51 grados. El replanteo lo realizaron por el método clásico y por el actual en base al GPS, dando un resultado coincidente.

Ese día el sol salió a las 6:07 horas. Esperaron el tiempo suficiente hasta que el sol comenzara a iluminar el frontón del edificio, ya que actualmente los edificios que se encuentran delante arrojan sombra, hasta que los rayos del sol comenzaron a iluminar la cima del frontón en cuyo tímpano se encuentra el delta protector, el "Ojo que todo lo ve", donde rápidamente observaron que la mitad quedaba iluminado y la otra mitad en sombra. Hacia las 9.13 horas, el ala derecha del disco solar alado se iluminó por primera vez, para rápidamente quedar en sombra, y así dos veces más. Hacia las 9.30 horas, se iluminó completamente el sol del disco solar alado y todas las puntas de acantos de las cornisas en cavetos, y las 33 flores de lis del arquitrabe del entablamento. Todo un mensaje iniciático y mágico.

Según el arquitecto Carlos Pallés, "es un efecto muy difícil de conseguir, obra de unos grandes maestros, con gran conocimiento de la astronomía y de las técnicas constructivas. Creemos que las sombras fueron trazadas en la fachada en construcción un día del solsticio hacia comienzos de los años 20 del siglo pasado, para ajustar los elementos ornamentales de la fachada recreciéndolos e inclinándolos lo necesario para conseguirlo. Seguramente obra del maestro y profesor de ebanistería José Ruiz Rodríguez, siempre presente durante toda la construcción del templo".

El solsticio en el hemisferio norte es una fiesta milenaria celebrada por todas las culturas ancestrales de la historia. La fecha señala la entrada del invierno, un momento de mínima luz solar, el día más corto del año. El de verano es el de máxima luz y el día más largo del año.

Los masones celebran las fiestas solsticiales, la fiesta de San Juan Bautista, en el solsticio de verano (el 24 de junio, dedicada al Reconocimiento), y la de San Juan Evangelista o de la Orden, en el solsticio de invierno (el 27 de diciembre, dedicada a la Esperanza). Los equinoccios y los solsticios fueron llamados en el lenguaje metafórico "la puerta de los cielos y de las estaciones". De aquí los dos San Juan, nombre derivado de Janua, que significa puerta.

El sol rige el desempeño del hombre y su entorno, y en la fiesta del solsticio de invierno se celebra el inicio de una nueva etapa de sus vidas, pues se evoca la estrecha relación entre el sur humano y la naturaleza, según se explicaba en la exposición sobre el Templo Masónico que durante este mes pudimos ver en la sala MAC de esta capital.

Un ejemplo único en España

El Templo Masónico de la Logia de Añaza es el único de España en el que se ha documentado que la fachada funciona como un reloj solar, según explicó el concejal Florentino Guzmán Plasencia. El edil detalla que todos los templos masónicos se han realizado a imitación del primer Templo de Salomón.