San Miguel vale para todos. Para los políticos de izquierda y para los de derecha. Creyentes o no. Anselmo Pestana, como antes hicieron Guadalupe González, José Luis Perestelo... le contó al Patrón lo mal que va la Isla y se comprometió a dejarse el alma, o casi, en ayudar a los más desfavorecidos.

El regidor insular le dijo a San Miguel que su patronazgo "sirve de guía y modelo a quien el pueblo palmero, que tanto amas y proteges, ha puesto en sus manos la difícil responsabilidad de gobernar y también de ejercer la legítima tarea de la oposición en un tiempo tan complejo y crítico como el que nos ha tocado vivir". El pueblo... y los pactos. Que también "juegan".

San Miguel escuchó preocupaciones. Las mismas que hace un año. O, mejor, las mismas desde 2008: "En estos tiempos de precariedad económica, donde el poderoso drama del paro continúa minando a la sociedad, y cuando la posibilidad de contar con un proyecto vital se ve frustrada por la falta de medios materiales; en estos momentos donde lamentablemente siguen aflorando malos ejemplos de falta de honradez en la vida pública y casos de corrupción; en esta época de zozobra e incertidumbre en la que cada día es más necesaria una regeneración de las instituciones, como presidente del Cabildo de La Palma cumplo con este secular voto que nos compromete y responsabiliza con el ejercicio del buen gobierno y la tarea de contribuir a la prosperidad de nuestro pueblo".

Sí, la "cosa" está mal y el patrón de los palmeros lo sabe. Quizás por ello, el político socialista (por encima ya de que sea o no del PSOE), resaltó que "nuestra mirada a la sociedad no puede ni debe ser pesimista". Sí, apuesta por "reconocer y valorar por encima de todo que no solo hay oscuridad en estos momentos de incertidumbre. La luz brilla en medio de las tinieblas y son multitud las muestras palpables de que otro modelo de comunidad, cultura y gobierno son posibles". A eso se le llama fe.

Anselmo Pestana hizo hincapié en que la institución que dirige "tiene la mirada puesta en la gente honrada, que da tantas pruebas de tenacidad ante las adversidades sin desfallecer". Es más, comparó al pueblo de la Isla con el propio San Miguel, al afirmar que "está acostumbrado a combatir el mal con el bien, la injusticia con justicia, el egoísmo con la solidaridad. Es hora también de reconocer el comportamiento ejemplar que ha tenido nuestra población ante la difícil situación en la que nos encontramos y con ese espíritu de agradecimiento conmemoramos tu festividad, patrón inmemorial de La Palma".

Las ofrendas son siempre similares. Cuesta relatar cosas diferentes. Es lógico, ¿qué decirle a San Miguel? Pestana tiró incluso de un poco de autobombo: "Nosotros, este Cabildo, también ha plantado cara con decisión y sin complejos a los males que nos aquejan", resaltó. Eso sí, al menos reconoció: "En muchos momentos del combate nos asaltan dudas, sobre todo por la impotencia que sentimos ante los escollos que encontramos en el camino".

El presidente se acordó de la belleza de la Isla, "que queremos proteger y cuidar porque sabemos que es nuestro mayor patrimonio"; y también de aquellos palmeros que un día tuvieron que marchar a Venezuela o a Cuba en busca de un futuro más esperanzador, "ante la imagen de nuestro patrono, reitero nuestra voluntad por contribuir a cambiar las circunstancias para que nadie se sienta obligado a coger las maletas en busca de un horizonte mejor".