Ha querido hacer un libro que pueda ser leído por personas que no hayan nacido en la Ciudad de los Adelantados, pero cuya trama se pueda equiparar con unos hechos que ocurran en la suya. Este es el origen de "La Laguna", el proyecto literario más fresco acometido por Julio Fajardo Sánchez que se presentó hace unos días en la Casa de los Capitanes de Aguere.

Julio Fajardo, Premio de Novela Benito Pérez Armas 2004 con "El polvo debajo de la alfombra", cree que "convertir La Laguna en un personaje no es una tarea sencilla porque el lenguaje novelístico requiere de una trama, un nudo y un desenlace. En La Laguna eso no existe, pero no es menos cierto que esta ciudad tiene aspectos psicológicos que posibilitan una trama sugerente que, a su vez, es muy apetecible para el lector", acota el autor lagunero justo antes de despejar una última duda. "No es un anecdotario, no es una guía descriptiva y no es un libro de exaltación local", enumera en un instante de la entrevista en la que rechaza el uso de las etiquetas. Y es que el creador de esta historia no tiene ningún reparo en rechazar todas esas clasificaciones que se empeñan en encuadrar un producto. "No me gustan, primero, porque te obligan a meterte donde no quieres, pero tampoco me agradan porque una vez el escritor logra esa libertad siempre aparecerá al menos un lector dispuesto a clasificar lo que acaba de leer", declara sin renunciar a realizar otra curiosa comparativa. "Esto no es una farmacia a la que acudes a pedir una medicina y el mancebo sabe con una gran precisión en qué estantería está el medicamento en cuestión. El mundo de la creación literaria no debería estar sometido a ninguna clasificación".

Fajardo Sánchez se considera incapaz de dar las claves que deben seguir los lectores para entender el contenido de las páginas de "La Laguna". "No me sentiría orgulloso dirigiendo a esas personas de capítulo en capítulo porque eso significaría que habría tenido un enorme fracaso como lector. Eso es comparable con la idea de que un artista de vanguardia tuviera que explicar a los espectadores el sentido de lo que ha querido hacer", justifica al tiempo que refuerza la idea de que "lo mejor que le puede pasar a un lector es que el libro te enrede y, de paso, logre arrastrarlo hasta el capítulo final. En ese sentido, los que ya han leído La Laguna destacan que captó su atención".

Sobre el primer "ataque" al que está sometido un texto, Fajardo Sánchez considera que "hay libros que no aguantan las diez primeras páginas; este parece que sí supera esa barrera", cuenta un aficionado a la novela actual americana y francesa. "La del siglo XIX me parece una gran opción, pero la que se hace hoy en día también tiene muchos atractivos", admite sin renunciar a un análisis más local. "Si solo hacemos caso al volumen de publicación da la sensación de que la creación canaria goza de una gran salud, pero yo no me lo leo todo y dentro de lo que sí leo hay cosas buenas y otras que no tienen un nivel aceptable", critica.

Desde dónde ha impulsado su libro, por último, Fajardo cree que "un escritor siempre debe escribir de aquello de lo que conoce, aunque también cabe la posibilidad de convertirte en una especie de Julio Verne y escribir de las Antípodas desde un despacho de París... El problema es que cuando no estás en contacto con la realidad no puedes saber lo que ocurre en la Patagonia", concluye.

Juan-Manuel García Ramos, lector en primicia de "La Laguna", comentó durante el acto de presentación que tuvo lugar la pasada semana en Aguere que esta es una obra "inclasificable". Lo que algunos podrían considerar como un desprecio, el escritor, catedrático de Filología Española y doctor en Filología Románica por la Universidad de La Laguna, lo convirtió en una crítica llena de virtuosismo. "El libro que hoy presentamos viene a añadirse a esa pretensión aludida de convertir a las ciudades en catalizadores determinantes de la existencia de sus vecinos, en telarañas donde van cayendo criaturas cuyas vidas singulares y en minúscula nos conducen al significado de la Vida, esta vez en panorámica y con mayúsculas. Es decir, estamos ante La Laguna, patrimonio de la vecindad, no de la humanidad, como un diciembre de 1999 quiso reconocernos la UNESCO", destacó en los primeros párrafos de una intervención en la que agradeció la visión que ofrece el escritor a sus lectores. "Lo que nos descubre Julio Fajardo en su La Laguna es el alma secreta de una ciudad capaz de reírse de sí misma y de su supuesto abolengo arrebatado, esa desposesión de la capitalidad que tanto preocupó a Rodríguez Moure y que se ha quedado clavada en el corazón de mucho lagunero rancio, aplicado este último epíteto con la mayor de las ternuras". García Ramos dijo en su alocución que "siempre he creído que la escritura es un ejercicio de la memoria. Escribimos para no olvidar y para seguir amando las cosas que ya no son en la realidad. Ese amor por lo que ya no es -ni está- explica por sí solo el esfuerzo que Julio Fajardo ha hecho a la hora de redactar la magnífica obra que ha puesto en nuestras manos", agradeció.

Autor: Julio Fajardo

Título: "La Laguna"

Editorial: Autoeditado

Páginas: 460

Julio

Fajardo

Autor del libro "La LaGUNA"