Hoy regresa a Tenerife para presentar el contenido del disco "Bailar en la cueva" en el Auditorio Teobaldo Power de La Orotava (21:00 horas). "Estoy convencido de que este disco y Frontera lo pueden llegar a comprender mejor en las Islas que lo que lo entienden en la Península", dice el uruguayo Jorge Drexler en relación a un proyecto que transmite una alegría musical desbordante.

Lo que no puede negar es que este álbum transmite una onda positiva, ¿no?

Es un disco divertido de llevar a un escenario... Dinámico, energético, expansivo y vivo. Además, la banda viene bien ensamblada después de ofrecer más de 50 conciertos en América, que es un lugar donde todo parece que es más caliente.

¿Y para no perder ese calor se vienen a Tenerife?

Esto es como una transición. En realidad, aún no estábamos preparados para volver a la Península (ríe). Por lo tanto, nos quedamos un ratito más en un lugar en el que entienden bien el significado de mi música. No recuerdo ni un solo concierto allí, desde que empecé en La Laguna, en el que me sintiera un extraño. Además, vamos realmente ilusionados porque nos acabamos de enterar que acumulamos cinco nominaciones a los Grammy Latinos, que para el tipo de producción tan artesanal que hacemos es como acariciar el cielo.

¿Pulir bien sus discos continúa siendo una de sus virtudes?

Yo lo único que le voy a decir es que el disco nació con unas intenciones muy sinceras; es un álbum en el que los dos coproductores van conmigo en la banda. Ellos son amigos con los que no solo he compartido estas canciones, sino con los que he vivido bajo el mismo techo. A mí no me interesa contratar a un megaproductor con el que no tenga contacto humano, sino crear experiencias que trascienden más allá de lo creativo. Lo de Caetano Veloso, por ejemplo, no surgió a través de un contacto de las altas esferas de una discográfica sino en una simple cena a la que él nos invitó después de dar un concierto en Bogotá.

Un compatriota suyo firmó aquella frase en la que venía a decir "bendita aquella época en la que decíamos revolución". ¿En "Bailar en la cueva" ha buscado esa agitación musical que le acabo de "usurpar" a Benedetti?

Yo también he observado algo de eso (silencio). Sí que hay una intención de cambio; en este disco entré en un lugar alejado de la zona de confort. Claramente, existe un deseo de llevar la música al cuerpo. Eso ya supone una novedad porque nosotros no venimos del circuito de la música de baile espontáneamente, aunque lo practiquemos y lo disfrutemos: después de cada concierto nos gusta ir a bailar toda la banda. En Río de Janeiro, en Santiago de Chile o en Medellín buscamos esos lugares para una descarga física tras la tensión de un espectáculo. Uniendo todas esas cosas nos acabamos preguntando: ¿Y si hiciéramos un disco pensado en el acto de bailar? A mí no se me ha dado nunca la danza, entre otras cosas, porque me crié en un entorno del Río de la Plata en el que no se bailaba casi nada.

¿Cómo se han tomado los suyos esa explosión músicocorporal?

¿Quiere que le sea sincero? No puedo estar más contento y agradecido con la respuesta obtenida: yo he tendido la mano al público y ellos la han tomado para bailar conmigo. Más no puedo pedir. Cuando a tu lado hay gente así casi estás obligado a montar un espectáculo en el que una parte de él se disfrute en pie. Es bueno tener a un montón de personas que te siguen con los ojos cerrados y se animan a experimentar nuevas sensaciones conmigo.

A pesar de sentirse cómodo en la escena "underground", su obra tampoco está demasiado lejos de lo comercial. ¿Eso es como tener un pie en la parte más iluminada de la industria del disco y el otro en el que la luz no llega con tanta facilidad?

Le voy a ser muy franco. La variable sobre el grado de difusión y comercialización de una música a mí no me sirve ni para elegir mi música, ni para poder elegir la de los demás. Cuando algo me gusta no me importa si le gusta a mucha gente o no le agrada a nadie. Yo estoy orgulloso de mi profesión y quiero que mis discos sean escuchados, pero prefiero que tengan esa difusión por unas razones adecuadas que por unas cuestiones inadecuadas, es decir, prefiero tocar para 50 personas por unas razones adecuadas que para mil por unas razones inadecuadas.

¿Pero al final "Bailar en la cueva" ha encontrado su espacio natural?

Este trabajo no ha sumado ni un solo hit radial en Bolivia o en radiofórmulas importantes, sino que se mueve por otros circuitos que no tienen nada que ver con las emisoras de radio de alta rotación: este disco funciona boca a boca y blog a blog.

¿Este Jorge Drexler es distinto al último que estuvo en La Orotava?

A todos nos cambia el paso del tiempo; lo que no cambia es la ilusión por trabajar.

¡Gracias, maestro!

¿Maestro yo? Maestro son los que enseñan cosas nuevas a los niños cada día.