EL futuro de Álvaro Cervera en el banquillo del Tenerife es ahora incierto, el crédito con el que empezó esta temporada ya no es ilimitado y su continuidad está supeditada a los próximos resultados, no más allá de lo que suceda en los dos siguientes, los que enfrentará al Tenerife con el Osasuna, el próximo sábado en El Sadar, y el domingo día 26, en el Heliodoro ante el Barcelona B. No hay establecido ningún ultimátum, pero de forma implícita se puede deducir que el Tenerife tomaría una decisión drástica si el equipo no reacciona a cortísimo plazo.

De hecho, el presidente Miguel Concepción, que es partidario de la continuidad de Cervera, sobre cuya figura ideó un proyecto a tres años -el contrato de Álvaro concluye el 30 de junio de 2017-, ha estado evacuando consultas sobre cómo actuar para darle un cambio a una situación de cierta alarma, en la medida que la contestación a la gestión del técnico empieza a ser mayoritaria. El peso del entorno blanquiazul es la principal preocupación del presidente, que sin embargo no considera que Cervera haya perdido el control de la situación.

El propio Miguel Concepción se reunió a comer la pasada semana con Álvaro Cervera y Alfonso Serrano, tratando contrastar opiniones después del mal rendimiento del equipo en el partido de Leganés, pero el batacazo del sábado ante el Recreativo, la derrota, la forma de perder y la crispación que hay en el ambiente han elevado el tono de la preocupación en el consejo de administración de la entidad. El presidente no tiene decidido destituir a Álvaro, porque no considera sea el culpable de la situación, pero ya empieza a planteárselo si en los próximos encuentros no se produce una reacción, que bien podría llegar en El Sadar, máxime teniendo en cuenta que en el vestuario hay una identificación mayoritaria con el técnico, que cuenta con el respaldo de los jugadores. La mayoría de ellos recalaron en el Tenerife de su mano y son hombres de confianza de Cervera. No están bajo sospecha por su actitud, pero la situación de un equipo que no termina de definirse y la presión por la falta de resultados los ha superado.

Álvaro Cervera, molesto por el despliegue de seguridad que hubo alrededor de su banquillo el sábado, sigue confiando en su capacidad para revertir esta situación. En realidad, ya vivió una crisis parecida en las primeas fechas de la pasada temporada y respondió a ella con el triunfo en Ponferrada que cambió por completo la trayectoria. Puede volver a pasar.