Ni la lluvia, de menos a más hasta enchumbar, "achantó" al entusiasta y peculiar grupo de senderistas que a primera hora del pasado sábado, con la Casa Forestal como punto de partida, se adentraba en el camino sinuoso de "las vueltas de Taganana", tantas como días tiene el año, dicen los del país. Un primer amago de volver a la guagua (alguno debió hacerlo, sin duda) fue rechazado con el optimismo de los que confían en sus posibilidades.

Eso parece sobrar en el Grupo Municipal Popular en Santa Cruz, cuyos miembros aceptaron el reto de la Confederación Canaria de Asociaciones de Vecinos (Concave) para afrontar una ruta con un desnivel de 600 metros hasta el pueblo calificada en la teoría como "fácil y con una duración de dos horas y media". De lo primero, nada de nada, y de lo segundo, depende, porque cuales cabras en el monte cada uno bajó a su ritmo y como pudo. Cristina Tavío lideró desde la ida en el micro -sin canciones clásicas de las excursiones, aunque Abel demostró ser un "conductor de primera"- con alusión a sus tres grandes polos del desarrollo económico y el empleo en la capital: Anaga, Litoral y Suroeste. Recordó su infancia en contacto con el campo en el sur y reafirmó su compromiso con la ciudad tras encabezar la lista más votada en 2011.

Faltaron cuatro ediles: José Carlos Acha (tenía que "casar", o sea una boda, en el ayuntamiento); Ana Zurita, por la fiebre de su hija; Manuel Fernández, con otro compromiso, y Zaida González, a punto de dar a luz.

Pero estuvieron y completaron un recorrido lleno de curvas, humedad y un traicionero suelo pedregoso Tavío, Óscar García (fuerte "lomazo" compañero); la novata Yolanda Moliné, entre los mejores clasificados, como buena deportista; Carlos Garcinuño y sus extraordinarios perros golden retriever Monty y Winston (nos salió anglófilo); Alexis Oliva, el "cerebro económico", siempre impoluto (apostaban que había bajado en coche) y Carlos Tarife (el décimo concejal).

Junto a ellos, dos miembros del tagoror: César Manrique, igual de artista que el genio conejero y gran conocedor del terreno, y Jesús Arocha, toscalero y anaguense de adopción, orgulloso de representar a los vecinos del colectivo que preside: Isla Anaga. Y los anfitriones: Victoriano Izquierdo, presidente de la Concave y que jugaba de local, siempre con su herencia "zerolista" por bandera, y su vicepresidente, Pedro Paz. Dos símbolos del movimiento vecinal antiguo con nueva proyección.

Ni la escasa preparación que suplió la solidaridad (gracias por la gorra, Óscar) con intercambio de varas para el camino o la cesión de un chubasquero (amarillo cual símbolo de fábrica de conservas) a Cristina Tavío, ni el agua pudieron con la expedición. Contribuyeron a ello la intendencia -incluida las chocolatinas de Binter de Cristina- con el exquisito bizcochón y el licor de níspero de Victoriano como ejemplos fundamentales.

Tras la pateada, intervención incluida de un "coche escoba" para recoger a los que el exceso de peso jugó una mala pasada, caso de Paz, parada y fonda en el bar de Miguel con la compra de pan de Taganana como recuerdo. Para recuperar fuerzas, nada mejor que un fabuloso almuerzo (pulpo, abadejo y espectacular vino blanco de La Escalona) en El Mecha, un clásico de Almáciga, fantásticamente servido por Jose.

La vuelta fue una fiesta hasta el punto de partida, los aparcamientos frente a Valleseco y junto al Cidemat. Allí acabó un día distinto con buen sabor, aparte las agujetas del día siguiente. "De la carrera solo queda el cansancio", frase que no es de Confucio sino de Esther, podría resumir el día tras un viaje "de vueltas" que esperan en el PP sea de ida. Hacia las elecciones del 24 de mayo de 2015.