No es mi biblioteca la primera del pueblo; ni la segunda, ni la tercera... pero puedo decir aquí que mis libros deben pesar algo más de media tonelada. Ya sé que los libros no se compran ni se venden al peso, pero es un modo de decir. Lo cierto es que he ido acumulando tantos libros que no solo ocupan estantes, anaqueles, baldas, estanterías o como quieran ustedes llamarlos, sino que hay libros sobre las sillas, mesas, butacas, sillones y hasta en la cama antes de irme a acostar. Mi familia dice que todo podría arreglarse lanzando por la borda solo los libros políticos y puede que tengan razón mis familiares porque dispongo de una biografía de Franco, otra de José Antonio, además de los Puntos de la Falange, y no sé cuántas obras de Emilio Romero, Alfonso Ussía, Fernando Vizcaíno Casas... Imagino que, al leer esto, más de un lector y más de dos habrán comenzado por llamarme fascista, franquista, joseantoniano y cosas así. Pero les ruego que no corran tanto porque también tengo dos libros sobre don Manuel Azaña (un libro y una revista para ser más exactos), además de otras publicaciones interesantes, como son: "Yo fui ministro de Stalin", editado en Méjico en 1953 por un señor llamado don Jesús Hernández, ex ministro de la República española y ex miembro del Ejecutivo de la Komintern.

Podríamos añadir los titulados "¿Por qué perdimos la guerra? (Barcelona, 1977), escrito por don Diego Abad de Santillán y que vio la primera luz en Buenos Aires en 1940. (Me refiero al libro, no a don Diego, que no sé dónde nació). Y "Embajador en el infierno", publicado también en Méjico por don Teodoro Palacios en 1956.

También tengo "Misión en España", de Claude G. Born, ex embajador de los Estados Unidos, editado también en Méjico en 1955... y no sé cuántos más. Ah, sí: me encuentro ahora "La Guerra Civil Española", de la que solo tengo el primer tomo, lo que no me impide decir que su autor y coordinador fue nada más y nada menos que don Hugo Thomas. Mi cabeza no me ayuda mucho a la hora de buscar más libros políticos. ¡Ah, sí! Debo citar "La segunda República en Canarias", escrito con la colaboración de mi vecino y amigo Cirilo Velázquez Ramos. Y me acompañan también varios ejemplares de ABC con noticias de los dos bandos.(No se trata del diario, sino de una revista).

Ahora quiero citar otro libro, medio político, medio literario. Su autor fue mi admirado poeta y prosista don Pablo Neruda, quien escribía admirablemente, aunque fue un hombre tremendamente parcial, con palabras duras, ofensivas, hirientes para Franco y sus muchachos, al tiempo que se ofrece, con toda el alma, a escribir palabras laudatorias, de admiración, dulzura, afecto y no sé cuántas más a unos señores conocidos en la Historia como Stalin, Lenin, Mao-Tse-tung y otros de igual modo de pensar. Pero esto no es nuevo. Ya saben ustedes que hay historiadores e historiadores. Y como cada cual ve las cosas a su aire, pues...

O sea, que tengo libros de color azul y otros de color rojo, lo que me parece absolutamente normal, aunque haya quien piense lo contrario. Antes de finalizar quiero aclarar dos cosas. No veo por parte alguna la biografía de Azaña. Sé que la presté un día, pero no me la han devuelto, Lo malo es que no sé a quién se la presté. La otra cosa que quiero aclarar es que tengo también, cordialmente dedicada por su autor, una "Antología" del poeta gaditano don Rafael Alberti. Tuvo la gentileza de firmármela el día en que nos conocimos. Fue justamente en el año 1991. Después de pensarlo bien, no voy a tirar estos libros por la borda. Ni los azules ni los rojos. Estoy muy lejos de imitar a los historiadores parcialísimos. Como el ya citado poeta Pablo Neruda. Ahora pueden ustedes hacer todas las conjeturas que les plazca a causa de mis palabras. No me van a inmutar.