La predicción meteorológica y los avisos de riesgo volvieron a fallar ayer, de eso no cabe duda, aunque también sirvió para dejar en evidencia el penoso estado en el que se encuentran numerosas infraesructuras públicas. De hecho, si la gran tormenta no hubiese descargado toda su fuerza en la mañana de un domingo sino cualquier otro día de la semana, a buen seguro los daños, tanto materiales como personales, hubieran sido aún mayores. Basta con pensar qué hubiera sucedido en Santa Cruz si las calles, convertidas en riadas durante horas, hubieran estado atestadas de tráfico o si el Hospital Universitario de Canarias (HUC), que se inundó, hubiera estado lleno de pacientes.

Y eso que desde el sábado, tanto la Agencia Estatal de Meteorología como el Gobierno de Canarias anunciaron que un frente tormentoso entraría por La Palma por la tarde o la noche y que en el resto de la provincia llovería el domingo. De hecho se activó un aviso naranja para la Isla Bonita, pero para el resto fue amarillo, por lo que solo se declaró una prealerta por lluvia, que tuvo que actualizarse a toda prisa cuando la tormenta hizo saltar todas las alarmas en La Gomera, primero, y en Tenerife, después.

Cientos de truenos y relámpagos hicieron brillar las primeras horas del amanecer sin descanso durante cerca de una hora, si bien la lluvia que los acompañaba era suave. Fue después, a partir de las nueve de la mañana, cuando los fuertes aguaceros se generalizaron en Tenerife y La Gomera.

Lo peor se concentró en la capital tinerfeña, donde en doce horas cayeron algo más de 136 litros por metro cuadrado, haciendo correr el barranco de Santos hasta prácticamente el máximo de su caudal, inundando bajos, arrancando calzadas en varios puntos de la ciudad y convirtiendo las calles con algo de desnivel en auténticos ríos por los que los contenedores e incluso los coches flotaban sin dirección. Y en la memoria de los chicharreros el inolvidable 31M.

Desgraciadamente la falta de previsión ante una precipitación de este calibre sorprendió a una mujer de 56 años en la avenida de Venezuela que fue arrastrada por una escorrentía. La tensión que vivió fue tanta que sufrió un infarto y falleció sin que nada pudiese hacerse por salvar su vida.

No obstante, las situaciones en las que estuvo a punto de haber una tragedia fueron decenas, tal y como atestiguan los incontables vídeos y fotografías que corrieron ayer como la pólvora por todas las redes sociales y en las que se veía a gente arrastrada por el agua calle abajo y rescates a personas atrapadas en sus vehículos.

En La Laguna, la tranquilidad la rompió la inundación de la Vía de Ronda y de diferentes zonas de La Verdellada y, sobre todo, en el HUC, donde los tres sótanos del Edificio de Actividades Ambulatorias se anegaron por el agua que entraba por las puertas.

Los trabajadores estuvieron horas achicando agua; aun así, los quirófanos de Cirugía Mayor Ambulatoria hoy no estarán disponibles a primera hora,.

En el sur de Tenerife, Guía de Isora, y más concretamente Playa San Juan, fue el centro de la preocupación por las inundaciones que volvieron a repetirse y donde incluso el agua se llevó hasta el mar un vehículo mal estacionado.

Como única nota positiva los padres agradecieron la prontitud del Gobierno de Canarias en comunicar que sí habría clase hoy, a diferencia de otras veces en las que no se supo hasta entrada la noche.