No habrá cambio en el banquillo del Tenerife esta semana. Será Álvaro Cervera quien dirigirá al equipo blanquiazul el próximo domingo en el partido ante el Barcelona B, en el Rodríguez López. Al menos, esas son las previsiones del club presidido por Miguel Concepción. Por tanto, el entrenador tendrá una oportunidad más para cambiar la dinámica de un equipo que cayó al penúltimo puesto de la clasificación, después de la novena jornada, y que ya acumula seis derrotas: 7 puntos de 27.

Será una oportunidad más y, en el caso de que el resultado sea favorable al filial azulgrana, quizás la última para el técnico. Y es que el peso de los números ha ido enterrando el crédito de Álvaro, que no ha visto sumar a su equipo desde que se impuso a Las Palmas el 28 de septiembre. A partir de ahí, tropiezos ante el Leganés, Recreativo y, el pasado, Atlético: cero de nueve. ¿Soportaría un partido más sin ganar? En ese supuesto, la voz del Heliodoro tendría también su influencia y podría dictar sentencia.

A Cervera no se le escapa que su situación es delicada. "Los cambios de entrenador no dependen de lo que se ha visto o de lo que se pueda vislumbrar, sino de los resultados", recordó en la sala de prensa de El Sadar.

El necesario impulso de los triunfos estuvo cerca de darle una tregua en la visita al Osasuna. En el minuto 73, gracias al gol de penalti de Vitolo (1-2), el cambio de rumbo parecía una realidad: propósito de mejora refrendado con una imagen y un juego convincentes, la foto de los jugadores celebrando el tanto en el banquillo con los técnicos y la ansiada victoria al alcance de la mano. Pero la pesadilla de los errores defensivos volvió a despertar al Tenerife y el desenlace fue el de casi siempre.

Precisamente, el desarrollo del partido en Pamplona, en el que los blanquiazules fueron superiores al adversario en muchas fases, ha conectado a los jugadores y a los dirigentes a un hilo de esperanza. El equipo mejoró en El Sadar en comparación con los encuentros anteriores, en Butarque y frente al Recreativo, en el Heliodoro, y en el vestuario se sienten capaces de dar otro paso adelante ante el Barcelona B. Y un paso que no acabe en victoria podría provocar un cambio en la dirección del grupo. Probablemente, solo las buenas sensaciones en el campo no serían suficientes.

De momento, el Tenerife tratará de aislarse de las dudas que genera su juego y se centrará en preparar la siguiente cita desde hoy, con un entrenamiento programado para las 10:30 horas en El Mundialito.